Crisis y responsabilidad personal
Las crisis son situaciones que incluyen peligros
así como también oportunidades de cambio. Sin duda, en los tiempos cambiantes de la
actualidad, tanto políticos como económicos, de disturbios civiles en países inestables
de donde emigra la gente, el dilema de quienes se plantean irse, o ya lo
hicieron, se complica en gran forma, sobre todo para los migrantes que no
tienen trabajo que los espere en su destino. La pregunta central, entonces, es
la siguiente: ¿dónde debería estar?
Si tiene gran parte de su familia y la posibilidad de sentirse útil para
cualquier emergencia en la cual usted es importante en la solución de
'resolver' las diversas situaciones (médicas, económicas, seguridad de los
suyos), entonces debe revisar sus planes migratorios y quizás posponerlos en
caso de no poder llevarse a sus familiares cercanos o que desconfíe de la
capacidad real de manejar problemas por parte de familiares que se quedan en su
país pero carecen de la pro-actividad para resolver situaciones a tiempo por
mil excusas, las necesidades que tienen cierta urgencia. No todo se resuelve
con dinero. En la mayoría de los eventos de emergencia es su presencia real,
física, la que hace la diferencia necesaria! La angustia, la agonía y la culpa
que siente un emigrante responsable y recíproco con sus afectos, se torna en
una situación dolorosa en la distancia, en tiempos de crisis severas en los
países de origen que amenazan real y directamente a sus familiares, sobre todo
a los de mayor edad o con enfermedades. ¿Cuál
es su lugar real? Aquel donde su corazón le dicte.
Necesita evaluar varias opciones, como la posibilidad de llevarse a
miembros de su familia por unos meses dentro del marco de permanencia legal de
su nuevo país, volver a su país de origen para evaluar en 'el terreno' si es
posible ubicar a esas personas en otro país con mayores facilidades migratorias,
incluyendo esa alternativa para sí mismo, aunque tenga que abandonar el
proyecto migratorio en el país originalmente elegido; saber si cuenta con los
recursos económicos que exige un nuevo proyecto con nuevas cargas, lo cual es
difícil en la mayoría de las situaciones; viajar con mayor frecuencia a su país
de origen para fortalecer y asegurar afectivamente a sus seres queridos; resolver
problemas puntuales que necesiten de su presencia, aliviar y sanar las heridas
emocionales que se han generado con el tiempo y entender que ese esfuerzo
económico es una inversión y no un gasto.
La peor opción es la de pensar que las cosas se resolverán por cuenta
propia, o suponer que parientes usualmente cómodos se transformarán
mágicamente en activos para ayudar cuando realmente hacen falta en el auxilio
de los más vulnerables. A esos cuidadores cómodos en los que confió en tiempos
estables, no les reclame. Sería como 'pedirle peras a un olmo' y generaría
rupturas que no resuelven nada, eliminando la posibilidad de ayudas 'menores'
cuando hagan falta.
Baje sus expectativas en cuanto a las personas que prometen pero nunca
cumplen, organice mejor las redes de apoyo necesarias y entienda que las
dificultades no duran todo el tiempo, que tienen altos y bajos. Muy
probablemente, recordará las razones que le impulsaron a emigrar en primer
lugar, sólo que se agudizaron y afectan a familiares y amigos muy cercanos
a su corazón, que quedaron atrás en la distancia, geográfica solamente, pero se
sentían reacios a emigrar porque las circunstancias eran tolerables todavía y
nadie podía anticipar las crisis que el futuro tenía reservados aunque usted
las imaginó en su análisis pre-migratorio.
Si estas situaciones surgen en su presente o
futuro próximo, haga lo posible pero evite lo imposible en resolver las
situaciones. Duerma en paz con sus pensamientos y decisiones. No pierda la
cabeza innecesariamente. Recuerde que su 'noviciado' en ser emigrante puede no
haber culminado y quizás necesita la excusa de crisis menores para abandonar su
proyecto, sobre todo si le era difícil ajustarse a su nueva realidad. No olvide
el trayecto recorrido y dé valor a sus esfuerzos aunque haya tenido éxito
parcial en su proyecto. Recuerde que existen crisis intensas de breve duración
a las cuales las personas se adaptan mejor que usted en el tiempo. De hecho, lo que para usted era intolerable antes de
migrar, para otros, con mapas mentales distintos al suyo, era percibido en
forma diferente, asumiendo esas condiciones y aún más, justificando el
sacrificio de quedarse porque migrar les parecía inconcebible o les era
imposible. Sería lamentable abandonar un proyecto para descubrir que
podía resolver puntualmente problemas que en efecto necesitaban de su presencia
pero por un tiempo menor al imaginado. Quizás era el disfraz de la emergencia
que utilizó cuando su proceso migratorio se le hizo difícil y necesitaba algo
que tuviera 'peso' suficiente para abandonarlo.
Al igual
que emigrar es una decisión y no una solución, lo mismo aplica a retornar
equivocadamente ya que tampoco resuelve. Siempre se decide. No se disfraza con
excusas. Haga lo que necesita hacer. Siga con su vida. Siga decidiendo. Con su
mente y su corazón. Recuerde que 'cada día tiene su propio afán' y
sobrecargarse tratando de resolverlo todo de una vez, incluyendo lo que está
fuera de su alcance, sólo le traerá cansancio y frustración. Administre sus recursos internos de la mejor manera.
No se olvide de la alegría, aunque no tenga motivos especiales. Luche contra la
dramatización de sus dificultades. Aprenda a esperar mientras va solucionando
lo cotidiano. Hable con otras personas cuando se sienta saturado/a.
Aprenda a crear tiempo, no a matarlo dejándolo pasar frente a la TV.
Salga de su casa cuando aumenta la tensión interna. Vuelva cuando sienta que
está mejor, con mayor serenidad. Si está acostumbrado a rescatar a otros hasta
en las pequeñas dificultades, revise si esa es una actitud que paraliza a los
demás ya que están acostumbrados a que les resuelvan sus necesidades.
Medite sobre este punto en particular. Sin embargo, trate de ayudar sin
rescatar a quienes pueden hacer un esfuerzo mayor. Reconozca y felicítelos por
ser parte de las soluciones. Aprenda a
delegar orientando y educando a los más inseguros antes de emigrar. Es parte
integral de su proyecto ayudar a sus seres queridos a sentirse seguros
por sus propias decisiones cuando estén separados. Ellos sabrán que cuentan con
ustedes pero aprenderán de sí mismos al fin. Convenga horarios y días de
comunicación regulares, en horarios convenientes para no estar alerta y
preocupado/a constantemente.
Migrar no es fácil. Necesita viajar más liviano, emocionalmente hablando.
Ayúdese en ese aspecto. Viva y deje vivir a los demás, tenga la certeza
de que siempre hará lo necesario, incluyendo viajar para asegurar lo que
necesitan de usted, en cualquier circunstancia que verdaderamente lo
justifique. Por último, re-envíe este artículo a quienes sabe que lo
apreciarán.
Harry Czechowicz
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