Migrar, vivir, morir, revivir
Así, mi mamá española, de corazón, hija y nietos venezolanos, quizás tendrá bisnietos chilenos y quién sabe si tataranietos mozambiqueños o alemanes o japoneses con huellas de chilenos, de venezolanos, de españoles; que sean ciudadanos del mundo, con el corazón en muchas partes; que vivan, mueran y revivan en cada cambio, como todo migrante. Como yo que revivo.
Por Mireya Tabuas
Me prometí que apenas llegara a Chile comenzaría a escribir un diario.
Han pasado casi dos años.
No lo hice.
Escribí cuentos y microcuentos, también escribí de cultura, de política latinoamericana.
Escribí hasta de economía, de economía venezolana específicamente, que es como escribir de montañas rusas, de deportes extremos, de suicidas.
Escribí incluso hasta poesía. Bueno, mala poesía.
Pero el diario ni lo toqué.
Apenas hace dos días que estrené ese cuaderno del Principito que me regaló mi amiga Marielba antes de venirme.
Puse la fecha (todo diario que se precie de tal debe tener fecha).
Y solo escribí:
“Migrar es vivir.
Migrar es morir.
Es revivir”.
Ocho palabras simples. Cinco de ellas, verbos en infinitivo. Frases manidas, quizás. Pero tengo dos días con ellas en la cabeza y no quería que se quedaran solo en el diario. Por eso me siento a escribir:
Al migrar dejas de ser, pero a la vez te reencuentras con un nuevo tú mismo.
Vives. Mueres.
Vives en el sabor de una fruta desconocida para ti, vives en la paz de estar lejos de la guerra. Mueres al saberte viviendo en la distancia, como si estuvieras viendo tus actos en una película (a veces siento que habito en un universo paralelo –como en la teoría de los multiversos– y hay otra Mireya Tabuas escribiendo en Venezuela mientras yo lo hago en Chile, una Mireya Tabuas que come perrocalientes mientras que esta Mireya Tabuas come completos, una Mireya Tabuas hace cola para comprar leche en Caracas mientras que esta Mireya Tabuas no sabe cuál elegir entre tantas marcas en el Costanera, una Mireya Tabuas se baña en las aguas calientes de Mochima mientras que la otra se congelará mirando la cordillera blanquísima del invierno).
Vives. Te reencuentras en cada término aprendido. Mueres. Te desprendes de un idioma, o de un acento que también es un idioma.
Te desconoces y te reconoces en nuevas calles en las que puedes caminar de noche.
Te sientes ajeno y como tomando prestado algo que no te pertenece, como vistiendo el traje de otro, como durmiendo en casa de un amigo, al que quieres, al que admiras, que te quiere, que te admira (pero no es mi casa, debo caminar sigilosamente, no debo tomar la leche de la nevera, tengo que evitar los ruiditos al amar). Ya sabes, invades aunque te digan reiteradamente que no invades, molestas aunque hagas mercado y repongas los yogures, estorbas aunque te sonrían con sinceridad.
Te unes a las redes de compatriotas, grupos de Facebook que terminan asfixiándote y asqueándote. Empiezas a odiarlos. Demasiada venezolanidad de la que no te gusta, a la que le tienes miedo. Una venezolanidad soberbia y cómoda, una venezolanidad que se compara, que no se integra, que solo se mira el ombligo. Empiezas a querer que no venga ninguno más así, empiezas a temer que arriben todos los malos y que tu nacionalidad la empiecen a marcar con una equis en las oficinas de migración.
Pero a la vez te encuentras, en estos mismos grupos de extraños, gestos que te reivindican con eso que llaman nación. Como una vez que un maracucho joven manifestó en Facebook que se sentía solo y deprimido en Santiago y enseguida una caraqueña, que no lo conocía, lo invitó a cenar pabellón (el plato típico) con toda su familia; o en diciembre, que una pareja publicó que ofrecía puestos en su mesa de Navidad para aquellos compatriotas que no tenían con quién celebrar las fiestas. En estas acciones te devuelven la venezolanidad que admiras.
Sin duda rechazas los guetos y promueves la integración. Por eso haces arepazos, como llamas a las fiestas donde reina la arepa (el “pan” de maiz venezolano), y a ellas invitas a paisanos y a otros extranjeros en esta tierra, y también, por supuesto, a chilenos que se alegran con la alegría de los tuyos, que se ríen de la chispa de los tuyos y de pronto, tras el ron y el vino, todos bailamos una cueca que termina en salsa brava o todos cantamos (es inevitable) una ranchera mexicana. Hacemos así de nuestra casa la ONU de Providencia.
Un estudiante de psicología está haciendo su tesis sobre la migración venezolana. Me entrevista por Skype la semana pasada. Me pregunta por mis sentimientos y de pronto le digo que soy el patito feo. Él repregunta. Le digo que Hans Christian Andersen no contó la historia completa.
En ese cuento se narra la historia de un patito extraño, demasiado grande, demasiado raro, que llega al lago de los patos. Aunque al principio lo rechazan, luego lo aceptan, convive con ellos y termina siendo un pato más, un remedo de pato quizás, cada vez más feo y raro. Pero al crecer y reconocerse cisne, vuelve al lago de los cisnes. Hasta allí llega el relato de Andersen. Colorín colorado.
Pero no, resulta que no es tan fácil, porque ese cisne ya tampoco es cisne del todo, porque se crió pato. Así es el migrante. Termina en un no lugar, ni el espacio que habita ni el que habitó son totalmente suyos. Para un venezolano en la actualidad es aún peor, porque siente que no tiene lago donde volver (aunque se le aparezca en sueños), que el agua del suyo se secó.
Pienso en esas cosas y es inevitable que recuerde a mi mamá, española que emigró a Venezuela, española enamorada de las playas caribeñas, española que nunca extrañó España ni quiso volver salvo para ver a su familia. Yo nunca me sentí española hasta que crecí y entendí que las arepas hechas por mi mamá nunca fueron como las venezolanas, nunca me sentí española hasta que fui a España y me di cuenta que me habían criado, sin querer, como española y que todas las señoras españolas eran un poco mi mamá, que todas tenían sus zetas y sus piernas, que ninguna hacía la pasta al dente.
Ahora en Chile también revivo lo chilena que aprendí a ser (sin saberlo) en Venezuela con esa familia de chilenos que emigró a mi país y que asumí en mi adolescencia como parientes míos. Chilena fue, además, la primera obra en la que actué. Chileno el primer poema que me aprendí de memoria.
Somos más que un país. La nacionalidad se desdibuja y se redefine en afectos. Es un constante vivir, morir y revivir.
Proyecto y quiero vivir en Chile, aunque sea un poco pato entre cisnes o cisne entre patos. Sé que en poco tiempo tendré tanto de chilena como tengo de venezolana y de española. Es decir, así me quede o me vaya a otra parte, estarán interactuando en mí la arepa con la tortilla de patatas y la palta, las canciones de Joaquín Sabina, los cuentos de Julio Garmendia, los poemas de Gonzalo Rojas.
Así, mi mamá española, de corazón, hija y nietos venezolanos, quizás tendrá bisnietos chilenos y quién sabe si tataranietos mozambiqueños o alemanes o japoneses con huellas de chilenos, de venezolanos, de españoles; que sean ciudadanos del mundo, con el corazón en muchas partes; que vivan, mueran y revivan en cada cambio, como todo migrante. Como yo que revivo.
Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/02/25/migrar-vivir-morir-revivir/
Genial Mireya, muy identificado... y así vamos, no somos seres especiales, es la historia del mundo, el ir y venir de los pueblos.
ResponderEliminarY terminamos siendo asi, un poco españoles, un poco venezolanos, y, de ahora en adelante (en mi caso) un poco Chileno!!
Saludos y buenas vibras
Totalmente cierto, no me he sentido más identificada con un escrito, como he logrado hacerlo con éste. Simplemente la realidad que vivimos aquellos que salimos de casa, inmensamente agradecida por poder leer tan expresivo pensar.
EliminarQue hermoso!!!apenass habia leido algunas lineas y ya estaba llorando.
EliminarExcelente perfectamente narrado lo que se siente gracias muy bello.
EliminarAsí de simple es... Mireya, Gracias por escribir y compartir.
ResponderEliminarAsí de simple es... Mireya, Gracias por escribir y compartir.
ResponderEliminarSin Palabras ! Me han tocado el alma estos textos .
ResponderEliminarNo puedo sentirme más identificada, sobre todo en dos cosas de las que compartes: la escapada del exceso de venezolanidad y el haber entendido de grande lo española que me habían criado. También me di cuenta de esto la primera vez que fui a España, ya de mayor. Luego hacía chistes diciendo que la casa donde crecí era como el consulado:territorio español en Venezuela.
ResponderEliminarGracias por poner en palabras cosas que se sienten y que a veces no es tan fácil ponerlas afuera.
Saludos.
Gracias por poner en palabras exactas lo que muchos sentimos...Soy Venezolana, criada por padre Italiano y madre Venezolana, crecida entre Italianos, Españoles, Portugueses inmigrantes, y ahora vivo en EEUU y mis hijas son de aqui...y de alla...y de todas partes.
ResponderEliminarVine como inmigrante de la ex Yugoeslavia. Una vez inmigrante siempre emigrante, me decían mis padres y abuelos (sobrevivientes de 2 guerras mundiales y 3 guerras regionales en el siglo pasado) Gracias a todo el sufrimiento que ellos vivieron, me dieron y otorgaron una sabiduría cultural y evolutiva que sobrepasa cualquier carrera universitaria. Yo viví muchos años en Venezuela pero nunca me sentí criollo en mi casa todo era muy eslavo-germano, con algo de fiestero latino. Creo en la época actual la multiculturalitad y ser adaptable a circunstancias nuevas es la una destreza crucial.
ResponderEliminarLe agradezco Venezuela y a sus habitantes todo lo que me han dado por unas décadas. Represente al país en varios eventos deportivos, de turismo e intercambio estudiantil. Me certifique como Guía de turismo en Venezuela (4 idiomas) y le dedique a mi trabajo como si fuera mi tierra natal.
Pero nada es para siempre y uno se estanca/fosiliza por muy buenas o malas que estén las circunstancias, debido a la rutina, monotonía y cotidianidad de la vida, que aunque muy divertida, “conocida o cómoda, termina siendo una zona de confort que des-empodera. Hay más de 220 países y 7.300 millones de habitantes, por lo que seguir viajando y emigrando hacia nuevos y desconocidos destinos y vibraciones es una necesidad evolutiva. Como dicen por ahí “para atrás ni para coger impulso”.
Los cambios convulsionados y tumultuosos que ocurren en muchas regiones son parte de un proceso de purga, auto-análisis y superación necesarios para que la sociedad y las civilizaciones progresen hacia algo mejor y nuevo. Las cosas seguirán cambiando según el nivel de evolución tanto individual como colectiva del ser humano.
En la biblia dice “Cada cual carga con su propia cruz”
La migración es la historia de la humanidad y para los que se quejan:
http://www.20minutos.es/noticia/2725954/0/refugiados-mundo/mas-alto/segunda-guerra-mundial/
Este de Pavle es un buen comentario.
EliminarGracias
Eliminar¡Muy bueno! Ser emigrante es una enriquecedora experiencia, más o menos buena pero enriquecedora, más o menos grata dependiendo del país que te acoja y la circunstancia. Creo que Venezuela fue un país que acogió gratamente a sus inmigrantes y ellos nos correspondieron muy bien, gente trabajadora, honrada, cooperadora.
EliminarMuchas gracias por tu texto. Reflejas mucho lo que siento cada día. Y como siempre digo soy una ciudadana del mundo. Por eso quiero y respeto mi planeta porque para mi no hay fronteras. Soy una Venezolana de nacimiento pero mi padre es Colombiano y mi madre Venezolana, casada con un Guatemalteco hijo de una Española y Guatemalteco, viviendo en Costa Rica mmomentáneamente. Jajaj somos casi las Naciones Unidas ��
ResponderEliminarHermosísimo, el reflejo en donde muchos nos vemos, soy hija de inmigrantes italianos que amaron a Venezuela más que su propia tierra, y ahora, a la inversa nos tocó a nosotros, en mi caso, casada con español, hijo de emigrantes también, y así, nosotros en España , mi hermana en Chile y lo que dices es totalmente cierto. Dios nos bendiga y proteja a todos, los que forzosamente no pueden salir "del lago" y los que salimos de el, como patios feos. :*
ResponderEliminarGracias. Gracias. Gracias.
ResponderEliminarHermosas y sentidas palabras en lo mas profundo de mi ser.inmigrante en chile pero cln gran sentimiento vzlano.recuerdos vivencias tristezas.hijos nietos vzlanos.cambios definidos e inquebrantables en mi vida.emigrar es senvillo. Inmigranteno es nada sencill
EliminarQue bonito Mireya. Súper identificado. Estoy aterrizando en Brasil luego de 12 años en México, donde me naturalicé mexicano y aprendí a amar a ese pueblo multicolor y "Malinchista". Buscaré mas cosas tuyas pues me encantó tu pluma…de cisne,claro :) Buen camino y Viva Chile…!! Viva el mundo multicolor y mezclado, en paz.
ResponderEliminarGuao gracias cosas como estas son las que nos hacen grande y decir gracias amigos gracias Venezuela gracias mama papa y muchisimas gracias dios
ResponderEliminarGracias por permitirme entender, integrar y apreciar más aún esta nueva etapa de mi vida en la que estoy "reviviendo".
ResponderEliminarCerteras palabras que como hilo se enhebran en la aguja que teje nuestro destino
ResponderEliminarMuy interesante reflexion
ResponderEliminarUn abrazo y te invito a leer Los Bisontes, en mi blog, habla de lo mismo.
Que emotivo relato.
ResponderEliminarConfieso que solo lo lei completo porque la amiga que lo publico solo pone vainas buenas en su muro. A veces tal vez por el temor a no leer algo negativo, alguna queja atorrante de algun paisano evito relatos.
Que manera de revolverme las emociones tan temprano por la manana.
Una vez la hija de una amiga aqui en este pais del que ahora soy parte ciudadano pero cuando me preguntan sigo diciendo que soy Venezolano. En fin la hija de mi amiga nacida en Venezuela criada aqui, me explico que ese mar de emociones que yo sentia era algo normal. Ya que yo habia pasado a ser un ciudadano de la tercera indole. Ya que aqui me ven como Venezolano y en Venezuela me consideran y hasta me siento como extranjero de cierta forma.
Yo naci en Venezuela de madre Trinitaria y padre Venezolano, criado por Italianos.
Muchas gracias te mando un abrazo virtual apurrunao.
(mi teclado no tiene la egne disculpa).
¡Me encantó! Me sentí muy identificada siendo venezolana nieta de cubanos, casada con argentino nieto de italianos y con hijos estadounidenses.
ResponderEliminarGRACIAS POR EL APORTE
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/augm.FB/posts/1125481890838361
Que bien descrita está tu experiencia de inmigrante con la que seguro nos identificamos un montón de personas. Entre ellas yo misma, vivo en Inglaterra, también hija de españoles, etc.....y también estoy por empezar a escribir algo, por supuesto no con la pluma que tu tienes.
ResponderEliminarSaludos
Anabel
No te conozco, pero gracias! es justo lo que siento cada día. Voy por el 2do país (luego de Venezuela, España... ahora México) y justo hoy, sabiendo que pronto mi hermano partirá de Venezuela, me siento tal cual como dices. Difícil, apasionante, de aquí, de allá... corazón dividido, mezcla de sentimientos. No estoy sola en esto. Somos muchos los "patos entre cisnes" o viceversa. Gracias.
ResponderEliminarSIMPLEMENTE CONMOVIDA !!!!
ResponderEliminarSIMPLEMENTE CONMOVIDA !!!!!
ResponderEliminarQue lejos todo del edificio Esperanza. Excelentes palabras. Un beso
ResponderEliminargracias por escribir y estimular mi lectura. ciertas palabras que parecen prosa imaginaria pero son verdad
ResponderEliminarsaludos desde uruguay
Yo, venezolana en Panamá me identifico con cada una de las palabras aquí descritas de una venezolana en Chile... mismas sensaciones, mismas experiencias, mismas inquietudes, es como si alguien plasmó en un papel lo que hay en mi mente y corazón! Gracias Mireya Tabuas por tan maravilloso escrito y que vivan todas las naciones del mundo!
ResponderEliminarEsto es lo más acertado que he leído, cada parte.. lo de los grupos de facebook, así me siento a diario, uno siente miedo de que llegué gente mala, al día siguiente se siente orgulloso de su gente, y así va... en una montaña rusa de emociones. Excelentisimo artículo, expresaste cada sentimiento ''po''
ResponderEliminarMe encantó. Verdadero y muy muy muy cercano en nuestra realidad actual en la que todos los talentos se van. Agradezco haberte podido conocer
ResponderEliminarExcelente escrito...una venezolana en USA que siente lo mismo
ResponderEliminarExcelente, sin una coma de desperdicio. Me encanta el lenguaje e imágenes que usas para lograr describir el alma de tantos venezolanos, sobre todo a aquellos quienes te reconcilian con la venezonalidad como tu dices. Gracias, por poner en escrito esto que nos cuesta mucho expresar. Lo imprimiré y conservaré en mi cajita de cosas especiales. Abrazos desde Londres.
ResponderEliminarMagistral Mireya. Abrazos y besos.
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ResponderEliminarhas retratado mi alma y llenado de lágrimas mis ojos
ResponderEliminarCiertamente desaprendemos y aprendemos a convivir. Otra cultura, otra vida.
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ResponderEliminarMuchas gracias por esa melodia, soy pura italiana pero espero que mi futuro pertenezca a estas palabras.
ResponderEliminarwow! me has llegado directo al corazón con las lágrimas queriendo afloral!!! al fin sé de alguien que siente más o menos lo que siento. Yo soy ecuatoriana criada en Venezuela y ahora todo me impulsa a volver a Ecuador pero mis raíces están aquí... Eso siento! ni soy de aquí ni soy de allá y a la vez soy de ambos lados!!!!! Gracias por compartir tus sentires y por haberme hecho sentir menos rara jejeje
ResponderEliminarMireya.. Lo compartí en mi Face...Un abrazo..
ResponderEliminarmuy bonitas tus palabras mireya en mis planes a corto plazo estan ser ciudadano del mundo y quizas tenga mucho de muchos paices para mi con el favor de dios el limite sera el espacio
ResponderEliminarLa felicito, toca el alma de cualquier emigrante como lo hizo con toda mi familia. Gracias
ResponderEliminarOh usted no sabe cómo me ha hecho llorar, sus palabras me han hecho sentir que mi corazón explota de dolor, al igual que usted, y me refiero a nacer en un lugar y crecer o ser criada como otro y tener que aceptar lo que sé es, mi alma sufre por haber nacido allá en Chile y haber crecido y vivido hasta el día de hoy en Venezuela, ya son 42 años y pensar en lo terrible que va a ser volver al lugar donde nací donde soy una extranjera y que no considero mi patria y tener que renacer... Ojalá pueda porque no quiero irme de mi Venezuela.
ResponderEliminarMe encantó!!!! Hay una Mireya en mi. Gracias por poner en palabras lo que siento, también en Chile
ResponderEliminarMuy buen relato. Soy venezolana y vivo en República Dominicana, antes sola y ahora con mi familia, que vinieron hace un año. Sobrellevó la vida esperando un mundo "Imagine" como la canción de Jhon Lennon.
ResponderEliminarAy Maga, pasan los años y yo sigo sintiendo que la quiero mucho.
ResponderEliminarGracias. Abrazo estas letras tuyas, te abrazo, gracias.
ResponderEliminarEfectivamente, y solo para dar un ejemplo, ya los panameños nos re-bautizaron como "Venenolanos". Efectivamente, no me equivoque en la escritura, nos ven como intrínsecamente asociados al veneno, dada la soberbia, viveza y arrogancia con que la mayoría se hace presente y abusa en tierras nuevas, al salir de Venezuela.
ResponderEliminarEs la parte mas triste de emigrar, porque ya es un gran esfuerzo adaptarte a todo lo que debes adaptarte, de la soledad en adelante, para que ademas seas recibido con cierta mala predisposición, dada las historietas repulsivas y cuaimismos que otros congéneres ya han abiertamente desplegado, previo a tu llegada, en ese nuevo lago donde, por definición, no te sientes instantáneamente identificado ni comodo, aun cuando te recibieran con los brazos abiertos!
Es increíble como describes todas las vivencias que siento...Felicitaciones por transmitir el sentimiento de tantos que experimentamos lo mismo, pero no lo hacemos conocer. Éxitos en tus nuevas vivencias!!!
ResponderEliminarGracias Mireya...me encantó tu escrito... yo estoy a favor de la multiculturidad, los venezolanos aunque muy apegados a nuestra gente, a nuestra calidez y a nuestras costummbres somos una mezcla de tantas culturas y tantas razas que en estos momentos tan duros en nuestro pais debemos aprovechar y abrirnos a los cambios por duros que sean, sobre todo por nuestros hijos... yo pienso que bien vale la pena tomar el riesgo de comenzar una nueva vida, o mejor dicho, continuar nuestra vida trabajando mas duro que antes pero con la firme convicción de que lo que haces es con el fin de dar a tus hijos y a ti mismo una vida que te dé los privilegios básicos que debe tener un ser humano como seguridad, alimentación, medicinas, estudios de calidad, que trabajes mas? perfecto!, cambio trabajar duro por tener una vida decente donde pague muchos impuestos a cambio de vivir. El mundo es mas grande que nuestro entorno, estamos vivos y los cambios son oportunidades.
ResponderEliminarVaya talento Mireya. Se me puso la ouel de gallina leyendo tu inspiración. Imposible no sentirse identificado. Un abrazo.
ResponderEliminarLes agradezco a todos sus palabras. Me alegra no ser la única con todos estos sentimientos alborotados. Gracias, gracias de nuevo.
ResponderEliminarHermosamente inspirador. Gracias.
ResponderEliminarUfff cuanto dices de lo que soy, de lo que somos, inmigrantes, hijos de extranjeros en una tierra que amaron y ahora afuera, como de muchas partes y de ninguna parte. Gracias sencillamente por lo que escribiste.
ResponderEliminarHermoso relato de la vida real que muchos venezolanos llevamos en el exilio, yo también escribo en prensa regional en USA, recientemente publiqué un artículo que me gustaría hacerte llegar "Mi vida en una Maleta"
ResponderEliminarHermoso escrito! Me sentí identificada totalmente sobre todo en lo asfixiante que resultan Muchas veces los grupos de "venezolanos" jajajajaja! Desde USA te mando infinitas bendiciones Mireya!
ResponderEliminarHola a todos. Pensé que quizás les podía interesar esto: FORO No 8. Los Venezolanos ante la disyuntiva de irse o no irse del país. Cómo ha afectado la crisis Venezolana el proceso migratorio en Venezuela?
ResponderEliminarPara participar en el foro sigue este enlace: http://www.venepro.co.uk/#contactus , solo indícanos, por favor, la hora y el día cuando podrías participar.
Si te dedicas a asesorar a inmigrantes, no pierdas esta oportunidad, durante tu participación en el foro podrás hablarnos de los servicios que ofreces y colocar publicidad o un link hacia tu website o página en la internet.
HOY CONTINUAN LOS FOROS-TESTIMONIALES en Facebook 'VenezuelansPro' https://www.facebook.com/groups/482204181974425/
PARTICIPA!!!!
En Venezuela padecen no solo los enfermos, los sanos también padecen y MUCHO! También los Venezolanos que viven en Venezuela no son los únicos afectados con esta crisis, los que estamos en el exterior también padecemos. Es por ello que HOY continuamos escribiendo, entre todos, las crónicas de los Venezolanos afectados por la crisis que actualmente se vive enVenezuela.
Los Foros Testimoniales comienzan todos los Jueves y se continúan durante la semana. Si puedes, por favor, Participa!!!! La idea es dejar testimonio de cómo esta crisis nos afecta a todos los Venezolanos, como las actividades mas cotidianas se han convertido en un vía crucis para las personas que viven en Venezuela. Queremos dejar testimonio de como viven y padecen los venezolanos hoy en día para que la historia se encargue de recordarnos lo mucho que necesitamos los ciudadanos venezolanos organizarnos para que esta triste fase en nuestras vidas no se repita y para que los venezolanos salgamos de esta crisis sanos, sabios, unidos y fortalecidos.
Visita nuestra página en Facebook y regálanos un like.!!!!
https://www.facebook.com/HELPVENEZUELANS/
Que tengas un día excelente!!!
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ResponderEliminar¡Eso yo lo llamo ser una ciudadana del mundo! Excelente post, la comparación del cuento me marcó. Simplemente hermoso.
ResponderEliminarExcelente.... yo lo llamaría el síndrome del inmigrante... lo siento así y me sentí así y ello me lo corrobora..... lo posteará porque si en tu diario no está..lo debe estar en el de cada uno.... tranquiliza tu relato...
ResponderEliminarExcelente.... yo lo llamaría el síndrome del inmigrante... lo siento así y me sentí así y ello me lo corrobora..... lo posteará porque si en tu diario no está..lo debe estar en el de cada uno.... tranquiliza tu relato...
ResponderEliminarLa verdad, ha sido el primer artículo 'blogero' del que me he identificado TANTO como para escribir un comentario y evidentemente compartirlo con los que sé... viven y sienten lo mismo.
ResponderEliminarFelicidades. Felicidades por ser tan asertiva, que me invitaste a reflexionar que tan sólo soy un cisne en un lago de patos o un pato en el lugar de cisnes... no lo sé, pero si sé que nos reinventamos.
Gracias... porque aun en la distancia, es está venezolaneidad que me enamora y reconecta.
Excelente escrito. Lo disfrute (y lo vivi al 100%). Creo que la clave es integrarse al nuevo entorno sin olvidar las raices y bendecir el bagaje cultural que le vas a dejar a tus descendientes. En mi caso, al igual que Mireya, mis padres eran gallegos, y fui criado en Venezuela, con Empanada Gallega y Cocido Gallego, y arepas a la gallega; migre hace 15 años a Canada, y ahora mi hija se graduo en la Universidad y esta viviendo en Japon, y a seguir el ciclo.
ResponderEliminarIC
Gran texto, poético, ordenado, sentimental. Me ha cautivado, soy inmigrante en España, me casé con una española y ahora tenemos un hijo, y son muchas las situaciones y/o circunstancias encontradas donde ella (española, viviendo en su tierra) y yo (un inmigrante) nos ayudamos y en otras ocasiones discutimos. Después de varios años me he convertido en un venezolano con costumbres "españolas".
ResponderEliminarSin más, te agradezco que compartas unas palabras tan bonitas con los internautas.
Hermoso me dio sentimiento por los míos!
ResponderEliminarTe leo como quien ya se sabe lo que viene. Como si pudiese leer con los ojos cerrados, como si fuese yo quien hubiese escrito cada palabra o vivido cada experiencia. Siempre digo que soy de extranjerolandia porque mi patria está desdibujada o reinventada, lejana y al mismo tiempo presente en cada pequeño gesto. También soy una venezolana de padres españoles que ahora tiene hijos-la mía, los suyos y el nuestro- en cinco ciudades distintas del mundo . Una familia que se mantiene unida gracias a skype y a whatsapp y a FaceTime. La aldea global que predijo McLuhan. Un abrazo!
ResponderEliminarjoder!... perdí toda la exposición
ResponderEliminarMUCHISIMAS GRACIAS Mireya, con esos párrafos a parte de estar tan apegada a la realidad mueves sentimientos, lo único es que no en todos los países pasa lo que comentas lamentablemente. Pero si estoy bien agradecido por la calidad de tu escrito, que bien poder entender a todos los extranjeros que llegaron a Venezuela acerca de sus reuniones entre ellos, no es mas que ayudarse y animarse para continuar con el corazón que vive, muere y revive
ResponderEliminarNuevamente Muchisimas gracias por tus palabras
Un Abrazo
JH
Simplemente hermoso, muy conmovedor hace reflexionar a los que iniciamos en el sueño de tener un lago distinto, pues el nuestro se evaporó por la sequía de la indiferencia cruel y nefasta y sin esperanzas que una lluvia o una simple garua como dicen en los pueblos nuestros vuelvan a llenarlas. Tus palabras paralizan hacen rodar lagrimas atemorizan solo de verse en esa situación que es tuya y que se multiplica en miles solo que otros no lo hacen con esa dulzura. No se si me tocará morir y revivir no se si mi corazón está preparado aún para eso simplemente hoy me lleno de energía de saber que ya alguien murió y revivió, es decir ¡Si se puede! un abrazo desde La Vela de Coro Falcón de un nieto de inmigrante que fue más Venezolana que yo mismo.
ResponderEliminarFuimos un país que recibió inmigrantes, le abrimos las puertas de nuestro país a ciudadanos de diferentes partes del mundo. Ahora nos tocó a los venezolanos vivir lo duro y difícil que puede ser desprenderse de sus raíces. Una vez escuché una vecina española decir que "en Venezuela era musiua y en España era sudaca". Usted, mi querida Mireya, me conmueve con esos detalles que, a veces nos son ajenos o, sencillamente, no nos damos cuenta que son la realidad de un inmigrante
ResponderEliminarMuy sabia tus bellisimas palabras .... Soy Activista Gay LGBTI y describes la esencia de cualquier inmigrante... Mas adelante me gustaria traducirtelo al ingles y que la gente siente el poder de tu mensaje . Amiga desde ya sin conocerte. "Te sientes ajeno y como tomando prestado algo que no te pertenece" Un gran abrazo
ResponderEliminarSiempre inmigrante seré,, tengo 35 años viviendo como inmigrante en Venezuela y aquí me quedare, porque lo que viví y como tal no quiero repetirlo,, mis hijos Venezolanos, los forme de otra manera mas tolerantes humildes, para con los que vienen, para los que piensan diferente, para los que no tienen la fortuna de vivir en su país por cualquier circunstancia,, y pidiéndole a Dios que el Venezolano aprenda de esta situación lo mejor,, y a no vivir la idiosincrasia ajena..
ResponderEliminarEn mi opinión la mejor respuesta de un inmigrante que escogió a Venezuela como su patria y lo asumió independientemente de la crisis fuera cual fuera , otrios apenas le rompen su comodidad de elegir la mejor leche o de no poder compartir todo el tiempo por la inseguridad y salen y se van , bueno alla ellos y su cobardía de no asumir crisis políticas o cual fuera , el escrito es muy bueno , pero, ella quiere ser chilena , española o venezolana ella lo escogerá , no por situaciones que estoy seguro se saldra de ello... estos inmigrantes si saben lo que es una guerra . mis Respeto Señora Rosario
EliminarGracias por expresar ese sentimiento que hoy ahoga nuestro corazon; gracias porque con tus palabras no desanimas a los que hoy nos debatimos entre los miedos y las dudas por el paso que cada dia se nos hace mas inminente dar. Admirada quedo!!!
ResponderEliminarUNA MUY HUMANA METÁFORA DE LOS MIGRANTES. FELICITACIONES
ResponderEliminarAsí es somos CIUDADANOS DEL MUNDO...no solo venezolanos, chilenos, alemanes, etc....DEL MUNDO y así es como debe ser.
ResponderEliminarSí, ciudadanos del mundo porque uno se vuelve extranjero en su propio país después de emigrar una vez.
ResponderEliminarEs hermoso y triste.
ResponderEliminar¡ que vaina tan arrecha! perdón por lo vulgar de la expresión, pero no encontré otra que expresara la sorpresa que me encontré al leer esta exposición tan diáfana y clara sobre lo que sentimos los que descendemos de emigrantes y emigramos a la vez y hemos convertido a nuestros hijos en emigrantes y ellos por su cuenta vuelven a repetir la acción, tal vez por ya estar acostumbrados al desarraigo o por convertirse en una especie muy actual que ya no le tienen miedo a las fronteras ni a las barreras idiomáticas, porque a diferencia de sus padres se relacionan en varias lenguas. Hay una parte de tu escrito que la voy a reproducir: "como si estuvieras viendo tus actos en una película (a veces siento que habito en un universo paralelo –como en la teoría de los multiversos–", que fué la que me causó mayor sorpresa porque plasma literalmente lo que llegué a sentir por varios años cuando llegué a vivir a La Coruña en el 94. Lo que veía era una película, no me sentía actor de lo presenciado, me sentía un espectador estático viendo pasar la cinta, no estaba integrado, tenía un pie en Venezuela aunque había quemado las naves para no tener la tentación de volver, "chivo que se devuelve se desnuca".
ResponderEliminarGracias por tu escrito y buena vida en Chile.
Yo estoy ahora en España, de la tierra de la que huyó mi abuela... Pero sueño siempre con el lago, hasta sueño el lago. Gracias!
ResponderEliminarAunque he migrado solo una vez, al venirme a vivir a Estados Unidos, siento que he revivido 3 veces en mi vida: cuando trataron de secuestrarme en la puerta de mi casa y salí airosa de tan espantosa experiencia, cuando me diagnosticaron cáncer de seno grado III y casi ni lo cuento y, cuando me mudé a este maravilloso país con todo lo que tiene... Así que consideró que he revivido 3 veces, 1 migrando.
ResponderEliminarExquisita manera de expresar ese sentimiento que nadie en el mundo puede imaginarse, sino los que hemos migrado, creo que otros sentimientos son más fáciles de entender, el miedo, la ternura, la alegría... pero el de la distancia originada por la migración tiene de eso todo y nada, es diferente. Pero al leerte Mireya, logré identificar lo que no había sabido durante doce años de exilio: revivir... Y cuando revivimos a causa de la migración, entendemos que hay y no hay pertenencia.
Justo anoche soñé con mi casa de Caracas, mi hermoso jardín adornado, de lado y lado, con esa hermosa y escandalosa mata de Navidad con su rojo perfecto y ese toque de locura que le da el amarillo intenso en su centro, casi que le faltaba el azul del mar ...
Y soñé con mis perros que ya fallecieron y con mi cocina, mi rincón personal donde dí rienda suelta a mi imaginación culinaria. Soñé con esa casa que era mi refugio, mi hogar como lo era mi Venezuela. Me desperté creyendo que era verdad, que estaba allá pero no, estoy aquí...
Soy hija de una increíble alemana quien emigró de niña a Venezuela con sus padres campesinos y sus ocho hermanos huyendo de una guerra ajena y macabra. Y conoció y se casó con mi papi, un guaro nativo de Barquisimeto quien a su vez era hijo de un nacido de negra venezolana con italiano. Somos, en mi opinión, la raza más mezclada del mundo desde que fuimos colonizados por los españoles hasta nuestros tiempos, así que comparto esa tesis que somos más que las Naciones Unidas.
Gracias mil Mireya porque por fin descubrí lo que pasó con mi vida cuando llegué aquí.
Con mucho cariño,
Erika Flores
Leí con mucha atención el escrito de Mireya Tabuas. Y encontré un tono nostálgico y deprimente. Emigrar no es morir. Emigrar es crecer como persona. En el equipaje de vida se escogerá lo que uno quiere llevarse. Y Venezuela, ojalá retorne al camino democrático y progresista recibirá con los brazos abiertos a toda su gente. El daño a nuestra nación es la fuga de inteligencia y cerebros. Formar gente con estudios universitarios para que luego se marchen tiene un costo social. Ella en algún momento del escrito se refiere a que no pongan una X roja a los malos emigrantes venezolanos por"busca peos" ... Quisiera decirle que emigrantes de otras naciones centro y sur americanas son peores, pues son mafiosos. El venezolano que se va busca trabajo y es responsable a la hora de asumir retos. Eso que genéticamente llevamos: el buen humor nadie no los quita. Creo que la escritora debe visualizar un futuro mejor. En mi familia hubo españoles e italianos y no fueron tan estrictos en nuestra crianza. Ella nombra a su querida madre como la típica española y no hay que caer en generalizaciones. Aquí, en la actualidad, vivimos en una situación de guerra. Y apuesto que al salir de esto seremos mejores personas. Aprendemos o aprendemos. Yo deseo que los venezolanos que viven en el extranjero nos dejen bien parados. Que cada día den lo mejor de lo mejor. Somos gente de "Madera fina". Emigrar no es morir... es vivir nuevas experiencias de vida.
ResponderEliminarDigo esto con el corazón en las manos. No se depriman por nada, ni por nadie.
Leí con mucha atención el escrito de Mireya Tabuas. Y encontré un tono nostálgico y deprimente. Emigrar no es morir. Emigrar es crecer como persona. En el equipaje de vida se escogerá lo que uno quiere llevarse. Y Venezuela, ojalá retorne al camino democrático y progresista recibirá con los brazos abiertos a toda su gente. El daño a nuestra nación es la fuga de inteligencia y cerebros. Formar gente con estudios universitarios para que luego se marchen tiene un costo social. Ella en algún momento del escrito se refiere a que no pongan una X roja a los malos emigrantes venezolanos por"busca peos" ... Quisiera decirle que emigrantes de otras naciones centro y sur americanas son peores, pues son mafiosos. El venezolano que se va busca trabajo y es responsable a la hora de asumir retos. Eso que genéticamente llevamos: el buen humor nadie no los quita. Creo que la escritora debe visualizar un futuro mejor. En mi familia hubo españoles e italianos y no fueron tan estrictos en nuestra crianza. Ella nombra a su querida madre como la típica española y no hay que caer en generalizaciones. Aquí, en la actualidad, vivimos en una situación de guerra. Y apuesto que al salir de esto seremos mejores personas. Aprendemos o aprendemos. Yo deseo que los venezolanos que viven en el extranjero nos dejen bien parados. Que cada día den lo mejor de lo mejor. Somos gente de "Madera fina". Emigrar no es morir... es vivir nuevas experiencias de vida.
ResponderEliminarDigo esto con el corazón en las manos. No se depriman por nada, ni por nadie.
Gracias, emigrar es renacer. Gracias
ResponderEliminarExcelente artículo Mireya! Me identifico plenamente.
ResponderEliminarCónchale, Mireya, cómo no gustarme lo que escribes si aprendí a amar tu verbo desde nuestras aulas de Redacción guiadas por Luis Angulo, en la Escuela de Comunicación-UCV. Cómo no sentirme identificada con cada frase de este maravilloso texto si soy protagonista a la inversa, madre de migrantes y tú co-protagonista en parte, gracias miles, porque te leo e imagino a mis chamos en cada escena descrita; cómo no encantarme si hasta lágrimas he derramado sintiéndome ajena de las vivencias de los míos en suelos peruanos y cielo tan inmenso como mi corazón maternal sin poder abrazarlos para animarlos y hacerlos resurgir acompañados no solo de nuestro afecto en la lejanía sino del alma desbocada en presencia; cómo no deleitarme con tu esencia si haces que se me erice la piel al evocar que me pierdo de todos esos momentos tristes y no tan tristes de mis hijos en esa nueva tierra que quizás los abrace a medias y me provoque correr a acurrucarles, sabiéndolos con amigos que se han vuelto familia, porque la necesidad afectiva obliga y la vida les ha colocado ángeles terrenales para brindarles ese amor que tanto anhelan y un abrazo en su pérdida paternal desde la distancia, realidad que como a muchos les ha tocado... Solo me queda agradecerte por tocarme la fibra profunda, por remover mis pisos emocionales y hacerme sentir que también, desde este lado de la historia, también vivo, muero y revivo.
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