Las alas son para volar

por Sonia Peña-Czechowicz 


Mirando por la ventana vi como un pajarito, que había visto literalmente salir del cascarón hacía una semana, acompañado por uno de sus progenitores volaba por primera vez. No era mío. Sus padres habían anidado en una planta del jardín. Al contemplar ese extraordinario espectáculo, recordé un cuento que le había oído al psiquiatra argentino Jorg
e Bucay: "Las alas son para volar". No sé si es de su autoría pero él usa mucho este recurso para hacer terapia. Así surgió el título de este artículo.
El extracto del cuento que más disfruto dice: "Hijo mío, dijo el padre, para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en paracaídas. Necesitas altura para saltar".
Y como una concatenación automática, inmediatamente hice la conexión con el tema que me apasiona y que, de un tiempo para acá, cada día me produce una epifanía o un descubrimiento: el hecho migratorio.
Una vez mencioné que, a diferencia de lo que pensamos, al evaluar o tomar la decisión de emigrar no se empieza de cero. Contamos con destrezas y habilidades que podemos poner a trabajar a nuestro favor cuando exploramos el complejo camino de la migración. Esto, en sí mismo, ya es una gran fortaleza donde apalancarnos para este tránsito valiente.
Y aquí el paralelismo con el cuento de Bucay: "Necesitas altura para saltar". Emigrar no puede ser un salto al vacío ni puede estar apartado de referencias pertinentes y relevantes. Para llenar la expectativa de un mejor resultado, lo más apropiado es que sea el producto de una investigación formal.
Con lo desarrollada que está la información virtual el primer pensamiento que nos viene a la cabeza es hacerla por internet. Sin embargo, no es la mejor recomendación. La mejor alternativa es el contacto directo; es invertir recursos en un viaje de familiarización para visitar el país escogido. Si esto está realmente fuera de tus posibilidades, entonces es preferible observar muy de cerca cómo lo han hecho otros que consideras han tenido los resultados que esperas. O buscar a una persona o asesor que te indique cómo hacerlo por etapas. Créeme: así ahorrarás tiempo, dinero y, sobre todo, salud.
Te invito a crear ese espacio necesario para desplegar las alas y poder volar reafirmando tu confianza en tus propias capacidades. Te invito a desarrollar y poner en acción tu Inteligencia Migratoria para empezar a evaluar decisiones que te favorezcan. Como esa expresión financiera tan precisa y que tanto me gusta: tomar algunos riesgos controlados con rendimientos atractivos. De ello dependerá en gran medida que logres insertarte más fluidamente a tu nuevo destino y, al mismo tiempo, puedas conservar esas raíces que tanto valoras.
Finalizando con el mismo cuento de Bucay te dejo otro extracto igualmente valioso "Para volar, hay que empezar corriendo riesgos... Si no quieres, quizás lo mejor será resignarse y seguir caminando para siempre".

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