El fluir de la felicidad



No hace mucho el etólogo Desmond Morris dedicó un curioso ensayo a la felicidad, titulado: La Naturaleza de la Felicidad. La definía como el subito trance de placer que se siente cuando algo mejora y la fundamentaba como un logro evolutivo de nuestra especie, como el premio genético que recibimos las criaturas de una especie que se hizo curiosa, básicamente pacífica, cooperativa y competitiva para poder adaptarse y superarse en un medio diverso y cambiante. Argumenta elegantemente que si la felicidad es pasajera es porque está ligada al cambio. La asociación entre la felicidad y el cambio me atrae mucho pues pone un componente de evolución y desarrollo en aquello que todos buscamos. Dejarse llevar por el cambio, fluir, de eso se trata la felicidad.

Alguien que de felicidad y fluir sabe mucho es Mihaly Csikszentmihalyi, en su ya clásico libro Fluir (Flow): Una psicología de la felicidad, nos muestra cómo la psicología, la filosofía y el humanismo se unen para responder a la pregunta fundamental: ¿qué es la felicidad?. El libro arranca del supuesto de que todo el mundo tiene, alguna vez, una “experiencia óptima“. Ahora se trata de reconocer sus características; se trata de potenciar este sentimiento de fuerza, control sin esfuerzo, rendimiento máximo, superación del ego…, cuando el mismo tiempo parece desaparecer, y con él los conflictos emocionales. Se trata, en fin, de aprender a ser creativos y alcanzar una genuina calidad de vida. Ese el secreto de la felicidad.
Mihalyi Csikzentmihalyi ha definido el concepto de flow o flujo como un estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa. Todo el ser está envuelto en esta actividad, y la persona utiliza sus destrezas y habilidades llevándolas hasta el extremo. La persona está en flow cuando se encuentra completamente absorta por una actividad durante la cual pierde la noción del tiempo y experimenta una enorme satisfacción.
Casi cualquier clase de actividad puede producir un estado de fluidez con tal de que se den los elementos relevantes. Es posible mejorar la calidad de vida si nos aseguramos de que objetivos claros, retroalimentación inmediata, capacidades a la altura de las oportunidades de acción formen constantemente y lo más posible parte de la vida cotidiana.
Cuando fluimos no es que seamos felices, porque para experimentar la felicidad debemos centrarnos en nuestros estados internos, y esto distraería la atención de la tarea que tenemos entre manos. Sólo después de que se ha completado la tarea tenemos tiempo para mirar hacia atrás, considerar lo que sucedió, y es entonces cuando nos vemos inundados de gratitud por la plenitud de esa experiencia; es entonces cuando podemos afirmar que somos retrospectivamente felices.

Fuente: http://humanismoyconectividad.wordpress.com/2007/08/13/mihaly-csikszentmihalyi-el-flujo-y-el-arte-de-la-felicidad/

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