Al emigrar, es importante crear redes de apoyo

Independientemente del resultado final, el balance general de pensar o intentar emigrar es positivo, porque obliga a la persona a considerar y revisarse internamente, por duro que parezca; y ese aprendizaje en sí mismo ya es una ganancia.
Harry Czechowicz

Tomado del libro "¿Me quedo o me voy? Inteligencia Migratoria" Ediciones B



Un conjunto de redes de apoyo es el equivalente a una malla de seguridad que los seres humanos necesitan para poder usar en forma cotidiana. Recuerde que, quizá sin darse cuenta, usted también fue parte de varias redes de apoyo en el ejercicio de su profesión, voluntariado, o siendo miembro de comités. Las personas necesitaban de sus servicios, opiniones, colaboraciones, de su participación activa en diferentes grupos de padres o entidades gremiales, personas a quienes usted también necesitaba.

También forman parte de las redes de apoyo los servicios, tanto públicos como privados, como el transporte, la policía, los servicios de salud; las normas de convivencia ciudadana, desde el trato de los vecinos hasta la expectativa de ser bien atendido en cualquier comercio, restaurante o servicio público, tratos que son invisibles cuando funcionan bien, pero demasiado presentes cuando fallan por ineptitud, corrupción, falta de recursos y tantas otras excusas. Estas redes de apoyo forman parte de sus expectativas de mejora de calidad de vida cuando emigra.

Pero la historia apenas comienza allí, porque hasta que usted no sea parte de ese sistema de prestación de servicios de calidad, no conozca ni genere amistades, no participe ni se dé a conocer, no conozca la geografía, calles, lugares, hospitales, no pertenezca a grupos de interés, asociaciones de ayuda del país o de sus compatriotas inmigrantes, seguirá invisible, anónimo.


“No se refugie en la queja permanente. Recuerde que en el mundo hay otros países adonde emigrar, incluso el suyo a donde siempre puede retornar. Si se sentía preso en su país y por eso emigró, no construya otra prisión a su medida en la ciudad de destino”.



Dé señales de vida tal como lo hacía en su país, porque su identidad y el reconocimiento de sí mismo se debían en gran parte a su participación en las diferentes áreas de su vida cotidiana. Entienda que lo verán con la reserva normal hacia el individuo a quien nadie conoce y que solamente con su constancia va a despertar interés, aceptación, amistad y, como consecuencia, pertenencia.

Propóngase la meta de “formar parte a través de la participación” como uno de los factores de mayor peso en su integración a la nueva realidad de seres humanos, algunos simpáticos otros no, como en todos lados. No se refugie en la queja permanente. Recuerde que en el mundo hay otros países adonde emigrar, incluso el suyo a donde siempre puede retornar. Si se sentía preso en su país y por eso emigró, no construya otra prisión a su medida en la ciudad de destino.

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