Los retos psicológicos de la migración

Por Roberto Dansie

1. POR UN RATITO
Me he encontrado con gente que tiene muchas cajas llenas de todo tipo de artículos. Cuando les pregunto “Y eso para qué es?” Me dicen “Para cuando me regrese a México.”
“Por cuánto tiempo venía al norte?” Les vuelvo a preguntar. “Por unos meses”.
“Y cuánto tiempo lleva ya?”
“Lo creerá, ¡llevo ya 18 años!”
Y las cajas ahí, acumulando polvo.
Y poco se preocupan estos amigos de involucrarse en la educación, o en la comunidad, total, aquí solo vienen “por un ratito.”
El reto es que, estemos aquí por unos meses o por unos años, aquí es donde estamos y nuestros hijos dependen en gran parte de nuestro involucramiento, de nuestra participación. Así es que a descargar cajas (total, siempre las podemos cargar otra vez) y hacernos sentir donde estamos.

2.VOY POR DINERO
El dicho dice “por dinero... baila el perro” pero no nomás de dinero vive el hombre. Aquí uno pronto se da cuenta de que el dinero no es todo en la vida. Porque ¿de qué sirve el dinero sino tiene uno en qué  isfrutarlo, o con quién compartirlo? Tenemos más, pero sentimos que somos menos. Y es que “El dinero no es la vida.” Ahora bien, el dinero –no nos hagamos- se necesita, y bien sabemos lo frustrante que es no tenerlo. Pero, recordemos, “hay que tener para vivir, en lugar de vivir para tener.” Y aquí uno pronto puede caer en la trampa de vivir para trabajar, en lugar de trabajar para vivir, porque nuestros hijos no solo necesitan nuestro dinero, ¡nos necesitan a nosotros!

3. LA PÉRDIDA DEL ALMA
Hay una palabrita por ahí, “Desalmado” que quiere decir “sin alma.” Y esta se aplica a muchos de nosotros que estamos con el cuerpo aquí, en el Norte, y con nuestra alma, allá, en el Sur. Y nuestros niños son pura alma y quieren sentir alma en nosotros. Pero nos la llevamos nomás hablando de “allá” y la vida desaparece de nuestros cuerpos. Estamos como muertos. “Zombies” les llaman en Haití.
Y recuperamos el alma cuando nos ocupamos de vivir ahí donde esta nuestro cuerpo. “El que es perico... ¡donde quiera es verde!” Y no porque nuestra vida haya cambiado vamos a dejar de vivir. Hay que seguir creciendo, viviendo, cantando, relacionándonos. Vida con alma, eso es lo que necesitamos y lo que quieren nuestros hijos.

4. LA VIDA EN DOS MUNDOS
“Ayer era maravilla, llorona y ahora ni sombra soy” nos dice una canción popular. Y así es como a veces nos sentimos cuando comparamos nuestra vida aquí y la que vivíamos en México lindo y querido. Y es que aquí, a menudo perdemos nuestra comunidad, nuestras amistades, nuestro ambiente y nuestras tradiciones. Y sentimos que ya no somos “ni de aquí ni de allá.”
Nuestra salud mental depende de nuestra capacidad de voltear la tortilla y decir:
“Soy de aquí y soy de allá!”

5. LA CRISIS DE IDENTIDAD
José Alfredo Jiménez nos dice “Una piedra en el camino, me enseño que mi destino era rodar y rodar...” Y rodamos y qué. Vivimos en dos mundos y podemos hacerlos nuestros. ¡Mientras más variedad más sabor! Como seres humanos somos capaces de incorporar muchas cosas a nuestra vida. No hay que cerrarnos al mundo, ni dejar de vivir porque hemos migrado. Los primeros Mexicanos, empezaron con un acto de migración. Se fueron de su Aztlan hacia el sur, su México. Y nosotros venimos de México, al norte, el rumbo de Aztlan. Nuestros antepasados no dejaron de ser quienes eran por haberse movido. Tampoco nosotros. Ellos aprendieron nuevos idiomas. También nosotros podemos hacerlo. Ellos nunca se olvidaron de quiénes eran. Y tampoco nosotros. Ellos seguían a Dios, a quien llamaban “Mexi”. Nosotros también podemos seguirlo, no importa dónde estemos. Quienes somos no solo depende de dónde venimos sino también de a dónde vamos. Y nosotros –como nuestros antepasados que anduvieron por todas estas tierras- vamos tras el Águila, Mexi, Dios, porque “solo sin Dios no se vive!”

6. EL DILEMA REGRESAR O QUEDARNOS
A veces, ya que tenemos el suficiente dinero para regresarnos nos damos cuenta de que nuestros hijos han crecido aquí, en el norte, y que tienen su vida hecha aquí. El dilema es que si por nosotros fuera nos regresaríamos, pero no somos solos. Pero este problema es cada vez menos agudo. Ahora podemos ir y venir, estos mundos ya no están tan divididos como al principio nos parecieron. Nosotros podemos convertirnos en el puente entre dos mundos y podemos vivir aquí, allá y acullá. Y tenemos nuestro tesoro aquí y allá, familia aquí y allá, y este es el verdadero tesoro de Moctezuma: nuestra gente. Y ahí donde esta nuestro tesoro esta nuestro corazon. Y nuestro corazon esta en todas partes.

7. EL AHOGO
El curanderismo nos dice que el aire de la vida –la inspiración- solo puede entrar en nuestro ser cuando nos hemos desahogado. Y mucha de nuestra gente está ahogada y con gran necesidad de desahogarse. Este proceso curativo ha sido llevado a cabo por los psicólogos naturales, nuestras comadres y nuestros compadres, nuestros familiares y nuestros amigos, y en ciertos casos, con guías espirituales, médicos o psicólogos. Lo importante es sacar el ahogo. Solo entonces respiramos más a gusto, nos alivianamos. El aire entra nuevamente en nuestro reino interior. Y cuando hay aire, entonces podemos volver a prender la llama de la vida, el fuego del entusiasmo, el sol interior. Pero para ello, hay que empezar por el desahogo. 
Hay unos que piensan que cuando toman se desahogan. Lo cierto es que se ahogan más. Están metiendo agua. Y la mente no se descarga porque el alcohol entume nuestras emociones y nuestra conciencia poco sabe lo que hace. El desahogo requiere de vida emocional y conciencia, algo que el alcohol nos quita. Por ello el desahogo en nuestro medio es más difícil para el hombre que para la mujer, y tenemos que hacer todo el esfuerzo por ayudar a hombres y mujeres a encontrar el desahogo periódicamente, para poder traer aire y sol a nuestras vidas y poder decir “en mi alma ya no hay tinieblas, ya no hay tinieblas, ya salió el sol.”

Fuente: http://www.robertodansie.com/articles/lospetitos.htm

Comentarios

Entradas populares de este blog

Emigrantes venezolanos en Suiza

Identidad y autoestima: actuando para una audiencia

El arte del auto-sabotaje. Parte 1