Cinco dolorosas verdades de vivir fuera de tu país

Emigrar de tu país natal es una decisión sumamente difícil. Algunas pocas personas cuentan con la suerte de poder lograrlo junto a sus familiares más cercanos, pero la gran mayoría debe hacerlo por su cuenta, bien sea para estudiar o para buscar una mejor vida.
Por Veonoticia




Lo cierto es que, aunque atreverse a dar este gran paso conlleva a un sinfín de buenas oportunidades, es importante tener presente que no todo siempre es color de rosa. Por eso, te traemos estas cinco verdades de vivir fuera del país:

1. Pierdes algunos amigos

Este es uno de los riesgos más dolorosos que corres cuando te mudas a otro país, y es inminente. No es tu culpa, y tampoco la de ellos, pero simplemente las circunstancias no los acompañan. Inevitablemente la rutina de ambos lados los consume, y de repente recuerdas cuántos cumpleaños olvidaste, o cuántos olvidaron el tuyo. Esa amiga que veías todos los días ahora casi se ha transformado en una desconocida, y eso definitivamente duele.

2. Extrañas cosas que jamás imaginaste

Como ese molesto agujero en tu pared. De repente te pones a pensar y te das cuenta de esas insignificantes y cotidianas cosas que veías todos los días y jamás les prestaste atención, pero que en realidad hacían de ese lugar tu lugar. Quieres volver a tu hogar simplemente a hacer esas tareas que odiabas, solo para sentirte una vez más en casa.

3. A veces te sientes muy solo, aunque estés rodeado de gente

Hasta la tecnología se hace insuficiente. Hay veces en que simplemente quieres abrazar a tu mamá, a tu papá o a tu hermanos, y solo escuchar su voz no alcanza para llenar ese vacío que sientes. Hacer amistades profundas no es algo sencillo y pasar tu primera Navidad solo, tampoco. La mayoría de las personas allá tienen ya su vida armada, y eso te hace sentir a veces un poco fuera de lugar. Hay situaciones en las que simplemente querrás llorar, sin razón aparente, y tu mejor solución será quedarte en tu cama, abrazado a una almohada, tal y como lo hacías en casa.

4. Nunca sabes lo que realmente pasa en el otro lado

Sí, para ti esta es efectivamente la experiencia de tu vida. Sin embargo, para quienes se quedan en casa, es realmente un inmenso dolor.

Aceptémoslo, irte a vivir afuera es una decisión un tanto egoísta, pero ahí no hay nada que hacer. Quienes te quieren lo pueden entender y aceptar, pero eso no les quita la tristeza de no tenerte a su lado, y de verdad nunca podrás entender qué es efectivamente eso que sienten.

Muchas veces te sientes consumido por tu nueva vida, y, sin quererlo, te olvidas de llamar o de dar una señal de vida. Quizás no te lo reclamen, porque no quieren molestarte, pero eso no significa que no te extrañen de sobremanera.

5. Simplemente dejas de estar ahí

Y te sientes culpable la mayor parte del tiempo. Te pierdes de cosas importantes; bodas, cumpleaños y hasta muertes, y simplemente no estás. Irán pasando todas esas cosas que siempre pensaste que estarías presente, y no podrás hacer nada para poder asistir.

Las situaciones financieras afuera no siempre son las mejores, así que debes decidir constantemente entre el matrimonio de tu mejor amiga o cumpleaños de tu abuela, el que quizás sea el último, y tus prioridades se ven bastante afectadas. Más de una vez te puedes llegar a sentir como la peor persona del mundo.

Sin embargo, todos los sacrificios tienen su recompensa, y vivir fuera sí que la tiene. Es, realmente una experiencia increíble, que te llena de vida y sabiduría, y, seguramente, algo de lo que no te arrepentirás jamás.

Fuente: http://veonoticia.com/5-dolorosas-verdades-de-vivir-fuera-de-tu-pais/

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