Procesos psicológicos en el emigrante. I
Ante un ambiente en donde hay un rechazo a lo que somos, nuestra
identidad y autoestima puede llegar a resentirse. Esto ocurre cuando
“verdaderizamos” la mirada negativa de la otra persona. Al final creemos
que si el otro nos rechaza, ningunea o simplemente ignora, hay algo en
nosotros que puede ser la razón de esa mirada negativa. El peligro es
entrar un círculo vicioso al necesitar del entorno ser reconocido o
visto como alguien con valor.
Por Sergio Delgado Somodevilla. Psicólogo especialista en emigración
Por Sergio Delgado Somodevilla. Psicólogo especialista en emigración
La emigración es el acto por el cual la persona cambia de lugar de origen o residencia habitual por un nuevo territorio. Este hecho puede suponer un cambio radical, en cuanto a cultura, idioma, valores, pero sobre todo cambios en la propia persona. Emigrar es quizá una de las decisiones más importantes que puede tomar una persona en su vida, junto a decisiones como casarse, tener hijos o comenzar una carrera formativa y laboral.
Los fenómenos psicológicos que se dan cuando emigramos tienen estrecha relación con lo que dejamos atrás: la familia, los amigos, el lugar de nacimiento, en definitiva la historia particular de cada uno/a; y también tienen relación con el lugar al que llegamos, en donde la persona emigrante puede sufrir diferentes problemas por las características del propio proceso emigratorio. Ciudades complejas, estresantes y algo deshumanizadas como Londres pueden hacer surgir aspectos psicológicos negativos en la persona que repercuten en su día a día.
Este artículo quiere presentar algunos de estos problemas psicológicos más comunes en el emigrante como pueden ser: El síndrome de Ulises, el sentimiento de rechazo o cuando el emigrante vive entre dos mundos (entre el lugar de origen y el nuevo país).
El síndrome de Ulises
Este síndrome característico del emigrante suele surgir cuando las cosas no van como en un principio se podía esperar. No tener el trabajo que se deseaba, las dificultades en las relaciones sociales, la incomunicación o el anonimato propia de las grandes ciudades como es Londres, pueden hacer sentir al emigrante que no ha logrado aquello que tenía esperanza de conseguir al comenzar la nueva etapa, apareciendo sentimientos negativos que se resumen en una desesperanza hacia esta nueva vida. Estos sentimientos se suelen aglutinar en aquello que se denomina “El síndrome de Ulises”. Veamos a qué sentimientos nos referimos.
- Sentimiento de soledad: La separación de los seres queridos puede provocar en los momentos más difíciles un sentimiento de aislamiento, de no encontrar un lugar adecuado o personas cercanas. La persona puede sentir un vacío afectivo que le es difícil de soportar.
- Tristeza: La nostalgia suele ser uno de los sentimientos más vividos en estas circunstancias, que junto al sentimiento de vacío, a los miedos y preocupaciones, provocan ideas de incapacidad y de falta de valor (sufriendo una pérdida de autoestima).
- Culpabilidad: La persona puede sentirse culpable por haber hecho mal las cosas, por haber “abandonado” a seres queridos o por creerse la causa de su propio fracaso. Puede haber una auto-recriminación por la situación actual y un arrepentimiento por la decisión tomada de marchar de su país.
- Desengaño: La persona puede ver el lugar que ha llegado muy diferente a lo que esperaba. Las ideas o esperanzas que había puesto, pueden verse frustradas y puede sentir cierto resentimiento al lugar donde vive, entrando en una espiral de sentimientos negativos.
El sentimiento de rechazo en el emigrante
Un aspecto muy importante en el emigrante, además del trabajo o del ámbito laboral, se trata del sentimiento de aceptación o no por el nuevo contexto, y que en definitiva tiene que ver con las relaciones humanas. A pesar de ser Londres una capital mundial en donde existe una gran multiculturalidad y diversidad de etnias, aún existen prejuicios hacia el emigrante, que pueden ser experimentados directa o indirectamente por la persona. Comentar que Londres suele ser un entorno muy competitivo en los ambientes de trabajo y el rechazo al emigrante algunas veces es utilizado como excusa para ganar en esa competitividad. Así, la experiencia de ser rechazado puede dejar a la persona con un sentimiento muy negativo que recala directamente en su identidad y autoestima.
Ante un ambiente en donde hay un rechazo a lo que somos, nuestra identidad y autoestima puede llegar a resentirse. Esto ocurre cuando “verdaderizamos” la mirada negativa de la otra persona. Al final creemos que si el otro nos rechaza, ningunea o simplemente ignora, hay algo en nosotros que puede ser la razón de esa mirada negativa. El peligro es entrar un círculo vicioso al necesitar del entorno ser reconocido o visto como alguien con valor. La persona buscará activamente ser reconocida, aceptada, integrada en el contexto, pero si vuelve a ser ignorada o rechazada, se hundirá de nuevo y sentirá como si fuera nada, como si no existiera o incluso como si no mereciera existir.
Por eso hay que tener cuidado cuando la persona empieza a sentir en contextos existenciales este tipo de síntomas de carencia de autoestima:
- Sentimientos de inseguridad, miedo o temor.
- Vivencia de las relaciones personales con intolerancia al rechazo.
- Fuerte necesidad de ser reconocido o visto psicológicamente por quien le rodea.
- Problemas de identidad, no sabiendo muy bien quién es.
- Imposibilidad de afirmación de uno mismo ante el otro, es decir, miedo a existir, a mostrar lo que es, a “dejarse ver”.
- Obsesividad, ansiedad, angustia y riesgo de crisis de pánico en las interacciones personales.
- Reacciones de defensa, acomodación o dependencia hacia el contexto.
- Bloqueos en el comportamiento por el conflicto ante el otro de querer ser aceptado con un fuerte miedo a ser rechazado.
Vivir entre dos mundos
Vivir entre dos mundos es la sensación que puede ocurrir en el emigrante cuando se vive entre el anterior contexto vital y el nuevo, entre aquello que se ha dejado (familia, amig@s, lugar de origen) y el lugar al que se ha emigrado. Así, la persona por un lado no quiere renunciar a lo que ha dejado y por otro lado le cuesta dar el paso para una integración plena en el nuevo contexto. Es como si se quedara “en tierra de nadie” y tiene la sensación de que no pertenece ni a un contexto ni al otro.
Habría dos formas fundamentales de estar entre dos mundos y que provocan determinadas emociones, como pueden ser la ansiedad o la depresión.
- Estar aquí y allí: la ansiedad. Sería la forma de estar entre lo que el emigrante ha dejado atrás y lo nuevo. La persona decide estar psicológicamente en los dos sitios a la vez, entrando en un estado de estrés y ansiedad para sentir que por una parte que no pierde lo anterior y por otra parte sentirse integrado en el nuevo contexto, realizando actividades frenéticas para lograr este objetivo imposible de conseguir.
- No estar ni aquí ni allí: la depresión. Comienza la nostalgia, el echar de menos todo lo anterior. Pero al no estar en presencia en aquello que se ha dejado atrás sentirá que no está ni en un lugar ni en otro. En el presente, no vive su día a día y recuerda un pasado del lugar de origen en el que no está físicamente. Es cuando la persona se aísla, se encierra en sí misma, deja de existir y de relacionarse con lo que le rodea.
Hemos repasado brevemente tres aspectos negativos que suelen presentarse en la persona que emigra, a los que se tendrá que enfrentar y solucionar si quiere continuar su vida de forma satisfactoria. Actitudes como culpabilizarse, aislarse, la visión negativa de lo que nos rodea, o una falta de vivir el propio momento, viviendo en recuerdos constantes, pueden provocar en la persona emigrante este tipo de procesos psicológicos negativos.
Ser conscientes de ellos es el primer paso para su superación, de igual modo, si no se logra esta superación, el siguiente paso lógico es la petición de ayuda, sin avergonzarse por sufrir estos procesos, que son más comunes de lo que se piensa.
Fuente: http://www.guirilandia.com/2014/06/03/procesos-psicologicos-negativos-en-el-emigrante/
publicacion muy interesante, necesaria e importante para los que estan en proceso de cambiar sus vidas. una decision dificil y que ademas se hace mas dura con el aporte de las costumbres rutinarias y los comentarios de los mas allegados, que lejos de ayudar empeoran el acto de toma de decisiones. articulo por demas pienso,que realista y muy positivo y que cumple con el fin que se requiere, que es sacar a flote la verdadera personalidad y recursos que poseemos los seres humanos y que desconociamos.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios Herminia!
Eliminar