Cuatro profesionales que triunfan fuera de su país

Estos prestigiosos embajadores tecnológicos describen sus proyectos en organizaciones estadounidenses y europeas, y explican que salir al mundo es muy importante para un investigador; aunque el desarraigo puede resultar muy duro

Por Débora Slotnisky  | Para LA NACION


   

 Bernardo Huberman. Foto:cortesía HP.
La Argentina ha exportado cerebros durante casi toda su historia como nación independiente. Hoy, muchos de nuestros compatriotas trabajan en los laboratorios de investigación y desarrollo de colosos de la tecnología, para anticiparse al futuro. A veces, para construirlo. Algunos están desarrollando soluciones que tendrán un alto impacto en la vida cotidiana de gran parte de la población humana.

Bernardo Huberman es uno, y se desempeña como Senior HP Fellow y director del Social Computing Lab de los HP Labs, en Palo Alto, California, Estados Unidos.

"Actualmente investigo la interacción entre la tecnología y el comportamiento social. Formo parte de un grupo de profesionales que está ahondando en la llamada economía de la atención. En pocas palabras, como consideramos que la capacidad de atención de las personas es escasa, queremos determinar, en última instancia, por qué cierto video de YouTube es visto por millones de personas, mientras que otro tiene pocos espectadores, y así con los demás contenidos tecnológicos. Como sabemos que esta conducta determina el éxito o fracaso de las soluciones que se lanzan al mercado, estamos desarrollando mecanismos que permitan automatizar el análisis para predecir cómo captar en mayor medida la atención de los individuos y, de esta manera, aumentar las posibilidades de que los productos presentados a la sociedad sean bienvenidos", explica Huberman que, entre otras cosas, es el creador de la aplicación gratis para dispositivos con Android y iOs (iPhone, iPad), llamado HP ePrint, que permite a los usuarios imprimir desde sus móviles en cualquier lugar del mundo sin necesidad de cables, ya que el smartphone o tablet se conecta de forma inalámbrica con las impresoras de este fabricante.

Computación y neurología

Al igual que Huberman, Guillermo Cecchi, de 49 años, vive en Estados Unidos. Licenciado en Física, trabaja desde 2001 como investigador permanente del Biometaphorical Computing de IBM, en Yorktown Heights, a unos 40 km de Nueva York.

"Aquí trabajamos en proyectos donde confluyen la biología, la computación, la matemática y la física. Mi especialidad es la neurobiología computacional. Por ejemplo, estoy trabajando en el desarrollo de herramientas matemáticas y computaciones para entender cómo funciona el cerebro humano en base a mediciones que se consiguen por medio de imágenes cerebrales", explica.

Además, Cecchi trabaja con científicos de la Argentina para caracterizar el comportamiento humano que conlleva a disfunciones mentales. "Si bien en Buenos Aires los investigadores no tienen acceso a las supercomputadoras que tenemos acá, ellos poseen un gran nivel, a la altura de sus pares de los países más avanzados", opina.

El diseño móvil

Axel Meyer es diseñador industrial formado en la Universidad de Buenos Aires y actualmente es Head of Design, Emerging Platforms del fabricante de teléfonos celulares finlandés Nokia, puesto que ejerce en San Francisco, Estados Unidos. Con anterioridad, este profesional de 44 años trabajó en las oficinas de Finlandia y previamente ocupó distintos puestos en sedes europeas de Philips y General Electric.

Entre otros hitos, Meyer, casado con una argentina y padre de un hijo de 15 años, formó parte del equipo que diseñó el primer móvil para Philips. Ya en Nokia fue uno de los mentores de los smartphones NSeries, y actualmente está trabajando en el desarrollo de los dispositivos móviles que saldrán al mercado de aquí a dos años como mínimo, teniendo en cuenta no sólo el diseño del hardware, sino también cómo será la experiencia móvil de los usuarios con estos equipos.
Corazón en Colegiales

Con 54 años y radicado en Marsella, Francia, Pablo Gluschankof es miembro del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y fundador, presidente y director científico de AmiKana BioLogics, un laboratorio de biotecnología que imagina, crea, desarrolla y en el corto plazo venderá kits de diagnóstico basados en el concepto de medicina personalizada, que a partir de una simple muestra de sangre ayudará a los médicos a optimizar los tratamientos específicos de sus pacientes para ciertas infecciones virales, como el sida y la hepatitis C, en función de los medicamentos disponibles en el mercado.

Gluschankof emigró a Israel en 1976, porque sentía miedo del contexto social que reinaba en el país por esos días. En aquel entonces, estudiaba Ciencias Exactas en la Universidad de Buenos Aires y terminó sus estudios en el exterior. Entre varios títulos, acredita un posgrado en Química Biológica de la Universidad de Standford. "Aunque hace más de 30 años que vivo en el exterior, mi corazón sigue estando en Colegiales", confiesa este científico, que aún posee la nacionalidad argentina y tiene dos hijos que, aunque han sido criados afuera, hablan en perfecto español.
 
Otro estilo

Los entrevistados afirman que visitan la Argentina al menos una vez al año y que tienen familiares y amigos aquí, con los cuales se comunican a diario. De la misma manera coinciden en que no volverían a radicarse en el país en el corto plazo. "Hablando de ciencia, Estados Unidos es el lugar más avanzando del mundo. Yo me casé con una danesa y mis hijos crecieron acá. Me encanta estar en el centro donde se está generando el futuro, y me adapté muy bien al estilo de vida estadounidense", dice Huberman, con un marcado acento, parecido al de los norteamericanos que aprenden a hablar español.

Por su parte, Cecchi destaca que en Estados Unidos puede trabajar con la última tecnología disponible en el planeta, y que la sociedad valora y reconoce su labor.

De todos modos, no todo es color de rosa: "Adaptarse a la vida acá es difícil", observa Huberman, y destaca que el componente afectivo de las relaciones es mucho menor en el hemisferio norte, realidad a la que no todos los argentinos se acostumbran.

Meyer disiente. "Justamente, lo más interesante de trabajar en el exterior, sobre todo en lugares cosmopolitas, es que uno puede interactuar y expresarse tal cual es, manteniendo su identidad, y relacionarse así con personas de muchas partes del mundo, y eso es sumamente enriquecedor para los que hacemos innovación", explica, y agrega que, como tiene muchos compañeros latinos, habla con ellos permanentemente en español.

Los entrevistados destacan que la intensidad del trabajo es inmensa. "Llegan e-mails todo el tiempo, incluso los fines de semana. La gente se relaciona a través del trabajo. La dedicación es realmente full life", observa el ejecutivo de HP.

"Acá podemos definir formas de trabajo de excelencia y los desafíos son constantes. Además, todo está preparado para empujar la creatividad. En el equipo no hay personas conformistas; por el contrario, siempre estamos buscando el error para mejorarlo y trabajamos pensando a futuro", agrega Meyer.

"En Estados Unidos se trabaja bajo muchísima presión porque hay que desarrollar soluciones que tengan un impacto inmediato en la sociedad, ya que la ciencia es parte de la maquinaria económica, mientras que en la Argentina se ejerce con mayor libertad y hay menos competencia porque no hay tantos científicos", compara Cecchi.

Desde acá también se puede

Huberman y Cecchi consideran que muchas veces, la gente idealiza cómo es vivir en el exterior y trabajar en un centro de vanguardia. "Conozco muchos argentinos que intentaron hacer carrera en Estados Unidos y no lograron adaptarse al estilo de vida", dice el ejecutivo de HP.

¿Qué pueden hacer, entonces, los argentinos que no quieren o no pueden viajar al exterior? "Con el avance de las comunicaciones, principalmente Internet, la noción de atraso resulta irrelevante, porque todo se hace a través de la Web. De hecho, estoy realmente muy impresionado por el gran nivel de los científicos que actualmente trabajan en la Argentina", opina Huberman.

Meyer cree que es posible tener centros de investigación y desarrollo aquí. "Como el diferencial ya no está en la infraestructura, porque los proveedores se han globalizado, lo esencial consiste en contar con los mejores talentos y mantenerlos motivados, con ganas de trabajar e innovar. Estas personas están en todo el mundo, lo que hay que hacer es reunirlas. Además, lo cierto es que los centros de innovación no están precisamente en los mismos lugares donde se realiza la producción", resume.

"Trabajar como científico en la Argentina es posible, pero es fundamental viajar y hacer experiencia en el exterior, porque el investigador tiene que tener la mente bien abierta para poder desempeñarse mejor profesionalmente", explica Cecchi.

Gluschankof coincide. "Estoy convencido de que si un profesional quiere ser inventivo y eficaz, debe salir al mundo para vivir nuevas experiencias y descubrir que hay varias formas de responder a una misma pregunta."


Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1557095-cuatro-argentinos-que-inventan-el-futuro

Comentarios

  1. Thanks for your new updates, You are a professional blogger and all blogs you shared is very informational. fuentes hp

    Thanks
    Jose

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Emigrantes venezolanos en Suiza

Identidad y autoestima: actuando para una audiencia

El arte del auto-sabotaje. Parte 1