Los puentes de vida

por Sonia Peña-Czechowicz
Buscando imágenes de puentes para un trabajo sobre Inteligencia Migratoria, me topé con una información sencillamente excepcional: Los puentes vivientes de Cherrapunji, India. Una tribu de nombre Khasis como el lenguaje de Assam del noreste de India, ubicada en la región de Meghalaya, descubrió, a través de su sabiduría milenaria, la existencia de un árbol de la especie de los ficus, de raíces poderosas y elásticas que se pueden posar cómodamente encima de rocas a lo largo de las riberas de los ríos, incluso en medio de ellos. De manera que, para cruzar fácilmente los ríos cuando y donde sea necesario, los integrantes de esta tribu hacen crecer sus puentes a través de darle la orientación adecuada utilizando troncos de nuez de betel. Dado el tiempo suficiente, se produce un robusto puente viviente. Al estar vivos, los puentes siguen creciendo y ganan fuerza con el tiempo.




Ya a estas alturas ustedes se preguntarán qué tiene que ver este maravilloso y único fenómeno con la Inteligencia Migratoria. Pues mucho. El capítulo 4 de nuestro libro Inteligencia Migratoria: ¿Me quedo o me voy?  se llama "El Puente Migratorio". Para el tema migratorio –lo he mencionado anteriormente- la palabra “puente” representa el conjunto de preguntas psicológicas, emocionales, duelos, así como aspectos prácticos relacionados con el hecho de mudarse a otro país con otra cultura, otras costumbres y otras realidades cotidianas. Así, el puente migratorio se podría definir como el instrumento para conocer, explorar y entender mejor los elementos a trabajar con la ayuda de la Inteligencia Migratoria.
En dicho capítulo hacemos una analogía con diferentes tipos de puentes y cómo se pueden parecer a una experiencia migratoria. Hablamos, por ejemplo, de puentes colgantes y puentes estables. De un lado del puente no sólo están los afectos y la vida previa (trabajo, identidad, amigos, familia) sino también las amenazas, la falta de oportunidades, temores  y deterioro de la calidad de vida. Y si por una parte ese conjunto de circunstancias negativas aparecen en diversas sociedades y con diferentes niveles, cuando tocan la realidad cercana, la persona comienza a buscar opciones que le brinden más seguridad, opciones que existen después de cruzar dicho puente migratorio.

Se indica que la principal diferencia entre un puente colgante y un puente estable o seguro no se mide en términos de longitud, sino en términos de tiempo, etapas y períodos de aprendizaje. Cada etapa o período conlleva una serie de interrogantes sin respuestas predeterminadas. Sin embargo, cada persona reconoce internamente cuándo obtuvo algunas respuestas que le permitirán seguir su proceso hasta la siguiente pregunta, pero siempre con mayor seguridad y confianza.

Lo que sí no mencionamos –nos quedará para incluir en la próxima edición- es este prodigio de colaboración entre el hombre y la naturaleza representado por estos puentes vivientes. Porque, al igual que estos puentes, el puente migratorio lo construimos desde el principio cada uno de nosotros, con las herramientas y recursos disponibles y los que proveemos para ello. Al igual que estos puentes, el puente migratorio está vivo, evoluciona y se fortalece en la medida que lo apuntalamos con los elementos necesarios y lo dirigimos hacia la dirección apropiada. Y al igual que estos puentes, el puente migratorio se sustenta con nuestro tiempo y esfuerzo. Lo construimos tanto para nosotros como para los que vienen detrás nuestro.

Después de un tiempo prudencial los puentes de Meghalaya son completamente funcionales y tan extraordinariamente fuertes que pueden soportar el peso de cincuenta o más personas a la vez. Te pregunto ¿Cuánto peso crees que puede soportar tu puente migratorio?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Emigrantes venezolanos en Suiza

Identidad y autoestima: actuando para una audiencia

El arte del auto-sabotaje. Parte 1