Venezolanos profesionales de la salud trabajando en América Latina. 1

La Oficina de la OIT realizó un muy interesante estudio acerca del aporte de las personas refugiadas y migrantes venezolanas en los servicios esenciales de salud de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Perú. El estudio busca visibilizar el aporte de este cuerpo de profesionales de la salud provenientes de Venezuela en la lucha contra la COVID-19Por su gran importancia, publicaremos algunos de los casos citados. Parte 1

Fuente https://bit.ly/3liEkjV


Las personas profesionales de la salud están al frente de la primera línea de batalla frente a la COVID-19 brindando servicios esenciales de atención sanitaria. Los sistemas de salud de América Latina enfrentaban ya un déficit en el número y la distribución geográfica de profesionales sanitarios. Esta capacidad subóptima se agudizó durante la pandemia, debido al aumento de la demanda de servicios y a la inhabilitación temporal del personal de salud que contrajo el virus.

Diversos países de América Latina han experimentado en los últimos años una creciente oleada de población venezolana. Este éxodo trajo consigo a miles de profesionales de diferentes áreas de la salud quienes, a su llegada a los países de acogida, empezaron la búsqueda de un empleo. Sin embargo, por un lado, los sistemas educativo y sanitario no estaban preparados para acogerles y, por otro, estos profesionales enfrentaban limitaciones en términos del acceso a la información y de recursos económicos para solventar los procesos para la convalidación de sus títulos profesionales y la habilitación para ejercer la profesión.

Con la pandemia de la COVID-19 se les empezaron a abrir algunas puertas. Así, Perú, Chile y Argentina permitieron que profesionales de la salud nacionales y extranjeros ejercieran de manera temporal y transitoria durante el período de emergencia sanitaria nacional independientemente de contar o no con los requisitos legalmente establecidos por sus sistemas educativo y sanitario.

El estudio pone de manifiesto la participación y contribución de profesionales de la salud provenientes de Venezuela en la lucha contra la COVID-19 en los sistemas de salud de los países de acogida en diferentes áreas vinculadas a la atención, prevención y planificación. De igual manera, evidencia la necesidad de que los países realicen mayores esfuerzos para facilitar su incorporación en los sistemas sanitarios post-emergencia como una estrategia para contribuir a cerrar el déficit de personal de salud


Este es el caso de Wilmer, 54 años. Médico generalista Maestría en obesología y posgrado en medicina ocupacional. Trabajaba en la Unidad de Rehabilitación Cardiovascular de una clínica privada y como docente. Inicialmente pensó en migrar a República Dominicana o Panamá por estar más cerca y ser países con alta demanda en la medicina estética, rama que domina porque trabajó en ello en Venezuela. Finalmente, se decantó por Argentina por dos razones: una, porque un amigo venezolano que se había mudado allá a mediados de 2016 le dio buenas referencias de la vida en el país; y la otra, porque pudo conseguir pasaje únicamente para viajar a Argentina.

Realizó varios oficios en Buenos Aires. Su primer trabajo fue cuidar a un adulto mayor enfermo; también fue chofer, encargado de la limpieza y mantenimiento de un gimnasio y paseó perros.

“Estuve casi 2 años trabajando en ‘changas’ [empleos eventuales] (…) yo, desde pequeño, aprendí diferentes oficios y eso me enseñó a valerme por mí mismo”.

A inicios de 2018, supo que tenía más opciones de revalidar su título en una universidad en Neuquén, que daba la resolución de revalidación a profesionales titulados extranjeros que además hubiesen ejercido la docencia por más de cuatro años, y él cumplía los requisitos. Paralelamente, en febrero de 2018, el Gobierno argentino emitió una resolución que facilitaba el proceso de convalidación de los títulos de los profesionales venezolanos en el Ministerio de Salud. Luego de obtener convalidación, realizó los trámites que lo habilitaban para ejercer como médico. En julio de 2018 entró a trabajar en un hospital en la provincia de Jujuy, convirtiéndose en parte de la primera promoción de médicos venezolanos que trabajó en provincias.

“Luego han llegado aproximadamente veinticinco médicos venezolanos más a Jujuy”. 

Hasta marzo del año 2020 trabajaba de lunes a viernes en la consulta de un centro de salud en Jujuy (Argentina), pero a partir de la COVID-19 tiene una guardia de 24 horas seguidas un día a la semana (en su caso, son los sábados) y seis horas de consulta por día.

En promedio, trabaja 30 horas semanales con contrato fijo (no vinculado a la COVID19). Atiende emergencias cotidianas, así como casos sospechosos y probables de COVID-19; los recibe, les toma las pruebas necesarias para detectar los casos positivos y activa los protocolos médicos: utilizar los equipos de protección personal para ellos mismos y para los pacientes, atenderlos en el área de salud, aislarlos de familiares y, si son positivos, trasladarlos a un hospital cercano que solo atiende pacientes de COVID-19. 

Dice Wilmer: “América Latina no estaba preparada, y aquí, en Jujuy, igual al inicio faltaban barbijos77, por ejemplo. Pero luego se ha ido subsanando, se ha ido mejorando sobre la marcha (…) en general, Jujuy es una provincia que ha sido pionera en la atención de la COVID-19: la primera que hizo hospital de campaña, la primera en implementar la cuarentena y en suspenderla”

Manifiesta que con la COVID-19 ha tenido que reinventarse cada día, estudiar mucho, estar al tanto de nuevos descubrimientos, nuevos casos de pacientes en Argentina. Para él, la posibilidad del contagio es lo más duro; y le ha costado acostumbrarse a las nuevas reglas de convivencia.

“La preocupación cuando te acuestas si estarás contagiado o cómo estará tu familia (…) cada día sabes que vas a la guerra. Bañarse a cada rato, trasladar bolsas con cambios de ropa, no chocarte con nadie en el edificio donde vives, subir casi a escondidas”.

La satisfacción de sentirse útil, saber que tantos años de estudio han servido para salvar gente y que los pacientes lo reconozcan y se lo agradezcan compensa toda la situación. Wilmer dice sentirse valorado y reconocido por sus colegas.

Afirma que, en general, el trato del argentino hacia el venezolano es bueno y, si alguna vez ha sentido discriminación, importa más la capacidad de resistir y aprender.

“El ser médico ayuda porque siempre hay gente que te necesita, te valora. Ves llegar a pacientes que están ‘más cerca de San Pedro’ [más cerca de morir] que de nosotros; y luego los ves salir bien, caminando”.



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