Sentir el desaliento

Ante los desafíos de la vida el desaliento es una de los estados de ánimo mas comunes. Nos desalentamos con la situación económica, con nuestro trabajo, con los problemas que no terminan de resolverse en nuestra familia, con la necesidad de cambio, con el engaño, con la mentira, con el desamor, con la injusticia y, por qué no decirlo, muchas veces con nosotros mismos 
Por Sandra Bertero

  Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible


Sumado a esto vivimos en un mundo que también vive desalentado y nos contagia su apatía y su desgano.Y cuando el desaliento nos invade sufrimos sus consecuencias: al perder la confianza , empezamos a sentirnos inseguros y nos contrariamos por cualquier cosa que no sale como esperábamos, vivimos con un espíritu negativo que nos lleva a veces a tomar decisiones insensatas, y lo peor de todo es que puede alejarnos del Señor.

Cuentan que cierta vez se corrió la voz que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor.

En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, engaño… además de todos los implementos del mal.

Pero un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos.

Alguien le pregunto al diablo cuál era el nombre de esa herramienta .“Desaliento” fue la respuesta.

“¿Por qué su precio es tan alto?” le preguntaron. “Porque ese instrumento” -respondió el diablo- “me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo uso casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él”…

El precio de desaliento era tan, pero tan alto que aún sigue siendo propiedad del diablo…

Si cuando estamos desalentados nos dejamos llevar por nuestras conclusiones, el diablo nos hará dudar no solo de nosotros mismos sino también de las promesas de Dios y logrará alejarnos de nuestra relación con Él.  Centrará nuestra mirada en aquello que nos falta para que perdamos la confianza en nosotros y no miremos todas las herramientas que el Señor nos regala para salir adelante y alcanzar aquello que queremos , como la fortaleza, la fe, la confianza,


También San Francisco de Asís nos aconseja :

Debemos mantenernos alertas contra el desaliento.
Si hay un tropezón o una caída no hay que rendirse.
Cada día podemos empezar otra vez desde el punto más alto.

Tengamos muy en cuenta estos consejos porque tal vez no cambie nuestra situación, pero sí puede cambiar la actitud que tomemos frente a ella. Aun en medio del dolor, podemos llegar a experimentar paz y contento y  a tener confianza en nosotros mismos y en Dios. Las circunstancias no van a determinar nuestras emociones y nuestras decisiones, si sabemos que a nuestro lado tenemos a Alguien quien, suceda lo que suceda, siempre estará dispuesto a intervenir para ayudarnos, fortalecernos y sostenernos.

Busquemos que cada uno de los consejos leídos y que cada una de las promesas recibidas lleguen a ser parte integrante de nuestra vida cotidiana, que cada una de ellas penetre en nuestra mente y nuestro corazón y que con toda la certidumbre de nuestra fe, las acojamos con gozo. Entonces el desaliento empezará a perder su fuerza y seremos siervos útiles y fructíferos trabajando con entusiasmo por el Señor.

Fuente:http://blogs.lanacion.com.ar/parroquia-online/viaje-al-interior/estas-desalentado/

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