Decir adiós no es fácil

Uno abre los ojos, se toma un café, mira hacia el Ávila, descubre las primeras noticias del día, huele a cáscaras de mandarinas, hace una cola en el banco, pierde el tiempo persiguiendo algo que no hay, sabe que no podrá viajar, lee un libro y sigue viviendo. Todos los días nos despedimos de algo que no sabemos qué es. Por Sergio Dahbar, El Nacional Mientras el enorme adiós en el que se ha convertido el país sigue su rutina, cae en mis manos desde la biblioteca un libro que ya he leído. Es la última obra de un escritor maldito estadounidense, Richard Brautigan, Una mujer infortunada . Es breve, inolvidable, y se organiza alrededor de las pistas de un viaje sin regreso. Este año se cumplen 30 años de la muerte del escritor (1984), que había nacido en Tacoma, Washington (1935). Fue una figura notable de la contracultura de los años sesenta y tuvo una vida llena de adversidades: pobreza, demasiados domicilios temporales, no conoció a su padre, su madre se casó varias veces, tuv...