Añorar el regreso a una realidad que ya no existe

Me vine con tres maletas a Chile. En ellas, me traje unos veinte libros, aquellos que sentía que no podía dejar agarrando polvo en el vacío de mi apartamento en Caracas. Veinte libros de los cuales seguro la mitad no releeré en los próximos años. Pero veinte libros que sé estarán ahí en mis ataques de ansiedad nocturna cuando no pueda dormir hasta no releer una frase que casi olvido de alguno de ellos. Todos tenemos nuestras prioridades al emigrar. Por: Alejandro Martínez, Revista Intemperie, Chile Mi mamá no quiso dejar sus álbumes de fotografías. A pesar de que existen los escáneres, la capacidad de digitalizar recuerdos, para ella hay algo en esos tomos físicos que no le permite abandonarlos. Mi hermana tiene veinte años pero eso no le impidió que su prioridad radicase en acarrear sus juguetes de infancia. Unos peluches, unos muñecos de plástico (algunos inclusos rotos). Podría haber comprado otros en eBay, del mismo modelo. Pero no, nada suplanta aquell...