La historia del millonario y los cocodrilos




Una historia imaginaria útil para comprender las ideas relacionadas con la Inteligencia Migratoria
Tomado del libro: Inteligencia Migratoria. ¿Me quedo o me voy? Ediciones B, Venezuela, 2013 


Un multimillonario australiano invita a todos sus amigos a una gran fiesta en su lujosa mansión. En su inmenso jardín hay una espléndida piscina llena de feroces cocodrilos a los cuales arroja media res que es devorada con una velocidad pasmosa. Seguidamente anuncia que si algún invitado se arroja a esa piscina y logra llegar con vida adonde él está, lo premiará regalándole una flota de aviones de pasajeros, incluidos hangares, mantenimiento y sueldos.

Nadie se lanza a la piscina. Entonces el anfitrión sube la oferta y agrega que regalará también tres grandes mansiones con sus correspondientes títulos de propiedad y gastos de mantenimiento pagos en Sidney, París y New York.

Nadie se atreve. Sube la oferta una vez más y agrega a lo anterior tres millones de libras esterlinas por tres años consecutivos. Los nerviosos invitados murmuran ante la generosidad y el peligro de la apuesta cuando, súbitamente, aparece un hombre dentro de la piscina abrazado a un cocodrilo enorme que da vueltas tratando de liberarse del hombre, mientras otros cocodrilos lo muerden pero aún así el hombre logra llegar al borde de la piscina. Es rescatado con éxito y enviado de inmediato a un hospital donde, a pesar de la gravedad de sus heridas, es salvado.

El hombre regresa a la fiesta donde recibe una gran ovación por su heroísmo. El anfitrión lo felicita y se compromete a entregar todo lo ofrecido. El héroe agradece y advierte que en realidad no tiene apuro en recibir los regalos, puede esperar pues no está en una mala situación. Tiene su propio avión, su propia mansión y sus propios recursos. Sin embargo, agradece que en ese momento le dé un cheque al portador de 500.000 Libras Esterlinas. ¿Para qué? Pregunta el anfitrión. Y el héroe responde que es para pagarle a la persona que le pueda informar quién lo empujó a la piscina, ya que él jamás lo hubiera hecho en su sano juicio. De hecho, no siquiera sabía nadar bien, de modo que toda su proeza en realidad había sido producto de su instinto de conservación: utilizó destrezas que ignoraba que tenía, tragó agua, perdió sangre, pero no perdió la confianza; estaba convencido de querer sobrevivir y así lo hizo.

Muchas veces emigrar no ocurre por una decisión pensada, lógica. Puede ser el resultado de un evento que lo impulsa: un hecho de violencia personal, o quizá sufrido por alguien cercano, persecución política, amenazas o simplemente la percepción de que su tolerancia llegó al límite. Pero si bien las circunstancias lo empujan a emigrar, no está preparado para arrojarse a la peligrosa piscina. Sólo con determinación, y sin garantía alguna, puede cruzar las aguas.

Precisamente, las herramientas que se aprenden en Inteligencia Migratoria son similares a las aplicadas por este sobreviviente. Los emigrantes que logran asumir los imprevistos de su proceso de cambio usando la información suministrada y, sobre todo, asumida como útil, son los héroes de este libro, tanto si emigran como si deciden posponer la decisión a fin de prepararse mejor para lograr esa meta.

No se trata solo de la obtención de una visa o de una residencia -eso es estar cerca de la piscina-; muchas veces la experiencia dentro del agua del personaje de esta historia se parece a la experiencia migratoria.

Comentarios

  1. Hola me identifico muchisimo con este articulo! Ya que admito que el proceso de inmigracion me agarro un poco desprevenido a nivel emocional.

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