No todos son felices en Navidad

Contrario al sentimiento generalizado de alegría y fraternidad, para muchos esta es una época difícil, pues problemas emocionales como la melancolía, soledad, depresión y estrés se disparan.
Redacción Revista Semana https://bit.ly/2rFD2pZ

Varios detonantes conducen a que en Navidad se expresen sentimientos de amargura.
Imagen de Elisa Riva en Pixabay

“No me gusta esta Navidad porque en mi casa no hay nada decorado, la gente no tiene espíritu y estoy sin plata”, dice Natalia, una de las tantas personas que en esta época no se siente en sintonía con el ambiente festivo, ni la emoción que para otros significan las luces, los adornos, los regalos, compartir en familia y la alegría que traducen las festividades. “Estoy en modo grinch”, resume la joven.

De hecho, encontrar a personas en ese “modo grinch” es más común de lo que se cree y son varios los detonantes que conducen a que estos sentimientos de amargura se aumenten en la Navidad. “Se espera de esta época estar haciendo balances importantes del desempeño personal que en general cada uno realizó a lo largo del año”,  explica la psicóloga experta en programas de calidad de vida, Carolina Guzmán. Sin embargo, añade, “para una importante mayoría de personas, el balance no resulta lo que esperaba y se disparan las crisis”-

Esa frustración podría traducirse en estados de ansiedad que pueden conducir a comportamientos nocivos que “proporcionen placer momentáneo como las compras compulsivas, exceso de comida, alcohol, entre otras, para aliviar el dolor de no haber alcanzado los objetivos”, añade Guzmán. En ese punto, es importante reflexionar sobre lo hecho y trazarse metas realistas y personales, porque esta es una época que está llena de expectativas que la sociedad espera que se cumplan y las personas, en el afán de conseguirlas, proyectan cosas inalcanzables que al final solo dejan frustración.

Por otro lado, la nostalgia es un sentimiento que golpea especialmente duro a quienes sienten añoranza de la infancia, reflexionan en exceso sobre el paso del tiempo,  o a quienes han perdido a sus seres queridos. “El recuerdo de esas personas, del antiguo amor, de las navidades bonitas se contrasta con la soledad y eso genera profunda tristeza y dolor”, dice el antropólogo Esteban Cruz.

Ante la pérdida, la recomendación es concederse el tiempo para asumir el duelo y, como explica Cruz, “más que sentirlo como un momento duro, es comprender la vida, aprender a vivir nuevamente, entender que ya no se es niño, sino un adulto y que todo esto es una transición”. De ese modo, la clave es comprender y no encerrarse en la tristeza porque esto puede agravar la situación y conducir a momentos de depresión.

Otro punto difícil en esta época tiene que ver con el aspecto económico. Hoy en día muchos basan su felicidad en el dinero y la Navidad se empieza a medir de acuerdo a si se pudo invertir en linda decoración o el regalo más caro. “Los sentimientos de ansiedad y soledad se agudizan más en esta época por los mensajes que aparecen en los medios de consumo masivo que hablan de “Navidad en familia siempre feliz””, dice Guzmán. La solución es encontrarle otro enfoque a la época y recordar que el verdadero regalo es poder compartir con alegría, vida y tranquilidad con los seres queridos.

Si durante el año se tuvo algún conflicto con alguien, piense este tiempo en época de reconciliación y para lograrlo, “es el momento de escribir postales de agradecimiento y de desearle a esa persona mejores vientos en cada una de sus metas de vida”, dice Guzmán. Y que sea una excusa para acercarse a quienes estuvieron lejos durante el año; así se podría romper con la rutina de la soledad. 


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