Migrar, vivir, morir, revivir

Así, mi mamá española, de corazón, hija y nietos venezolanos, quizás tendrá bisnietos chilenos y quién sabe si tataranietos mozambiqueños o alemanes o japoneses con huellas de chilenos, de venezolanos, de españoles; que sean ciudadanos del mundo, con el corazón en muchas partes; que vivan, mueran y revivan en cada cambio, como todo migrante. Como yo que revivo. Por Mireya Tabuas Me prometí que apenas llegara a Chile comenzaría a escribir un diario. Han pasado casi dos años. No lo hice. Escribí cuentos y microcuentos, también escribí de cultura, de política latinoamericana. Escribí hasta de economía, de economía venezolana específicamente, que es como escribir de montañas rusas, de deportes extremos, de suicidas. Escribí incluso hasta poesía. Bueno, mala poesía. Pero el diario ni lo toqué. Apenas hace dos días que estrené ese cuaderno del Principito que me regaló mi amiga Marielba antes de venirme. Puse la fecha (todo diario que se precie de tal debe tener fecha). Y sol...