Ida y vuelta

Los hijos de los emigrantes estamos destinados a no tener un lugar en el mundo. Lo sé desde hace tiempo, pero cada viaje solitario que hago me refuerza esta idea. La última vez ocurrió un martes que fui a Madrid a ver a una amiga con la que no coincidía desde hacía muchos años. Un relato escrito por Marian Castillo (escritora venezolana residente en España) Caracas. Foto: Blanca Strepponi Tomé el tren de las ocho de la mañana, mi esposo no pudo quedarse en la estación diciéndome adiós en el andén como en las películas, porque los niños estaban en casa preparándose para ir al colegio y él tenía que regresar para llevarlos. Era un día gris, unas pocas gotas resbalaban por la ventana del vagón cuando el tren partió. Plasencia apenas se levantaba, pasamos al borde de la zona industrial y los autos con las luces encendidas circulaban adormilados. Me acordé de las mañanas frías de Caracas, y del Ávila en colores que la levanta y acuesta a diario. En pocos minutos estábamos en ...