Las emociones en tiempo de confinamiento

Durante los días de aislamiento es posible experimentar sentimientos de miedo, preocupación o incertidumbre. Por ello, las psicólogas del servicio de escucha y acompañamiento para jóvenes que colaboran con el Ayuntamiento de Barcelona, recogen a continuación algunas de las emociones que pueden aparecer en esta situación inédita, pero temporal, y cómo gestionarlas.
Fuente: https://bit.ly/2B755Dq

Imagen: Clker-Free-Vector-Images 


Reconocer las emociones ayuda a superarlas

¿Qué les hace sentir el confinamiento?

– Incertidumbre y miedo a la enfermedad, a los problemas económicos derivados, a la falta de recursos sanitarios y de alimentación…

Sentir miedo ante la situación actual es normal y puede comportar reacciones como el bloqueo y el padecimiento. Procuren entender el miedo; seguramente, si le prestan atención, les puede indicar qué les pasa y, quizás, verlo como un aliado que puede ayudar a gestionar la situación, hacer surgir la creatividad y la ayuda a los otros.

Desde el miedo es posible que intentemos ir hacia el control, estrategia que no nos ayuda, pero tranquilas/tranquilos, también hay una buena noticia con respecto al control. La mala es que no controlamos prácticamente nada, la buena es que no lo necesitamos. Para poder gestionar bien lo que nos genera el miedo necesitamos flexibilidad, soltar la rigidez, lo que nos facilitará poder adaptarnos a todos los cambios que esta situación puede generar. Y sobretodo confianza: dejar el control al margen para empezar a caminar hacia la confianza en nuestras capacidades para resolver las situaciones a las que tendremos que hacer frente (aunque a veces necesitemos pedir ayuda).

– Frustración por no poder seguir con los proyectos, por no tener libertad de movimiento.

Estamos acostumbrados/as a tenerlo todo de forma inmediata y esta nueva situación requiere paciencia, detener los proyectos y hábitos por un objetivo superior. Esta situación permite trabajar la paciencia y la tolerancia a la frustración.

– Rabia y enfado porque pues les gustaría que las cosas fueran diferentes de cómo están sucediendo.

Estas emociones están dirigidas al causante de la situación, pero, a veces, éste no está bien identificado y eso puede generar reacciones de enfado hacia diferentes colectivos, la sociedad o el gobierno, y puede llevar a conductas que no son de ayuda como salir a la calle, no volver a comprar en un establecimiento chino o aislarnos, en vez de crear redes de apoyo.
La rabia, bien canalizada, puede ser un gran instrumento para movilizarte y eliminar las injusticias que aparecen a tu vida.

– Ambivalencia, ya que, por una parte, pueden sentir alegría por estar en casa y no ir a trabajar o a clase, sin embargo, por otra parte, pueden tener dudas o sentir emociones desagradables como las explicadas en este artículo.

La ambivalencia es inherente al ser humano. Aceptar la existencia de esta batalla interna puede hacer que el malestar disminuya.

– Desorientación y desorganización porque los horarios y hábitos habituales han desaparecido.

Los humanos somos seres de rutinas y automatismos que nos ayudan a estructurarnos. Generar nuevas rutinas flexibles, darrse tiempo y paciencia para la adaptación, les ayudará.

– Aburrimiento o desmotivación porque somos seres sociales y, en general, nuestro ocio está muy relacionado con el contacto con los demás.

La situación de aislamiento y distanciamiento social limita la posibilidad de vinculación y cada día puede parecer igual y monótono. Aprovechen este momento para desarrollar vuestra creatividad y generar nuevas actividades, rescatar aquéllas que a menudo no realizan por falta de tiempo o adaptar las habituales a la situación de confinamiento.

– Tristeza porque lo que estamos viviendo puede suponer un luto, una ruptura con nuestra cotidianidad y rutinas, la pérdida de contacto físico con las amistades y algunos familiares.

Esta emoción, además, se puede incrementar a causa del mantenimiento del confinamiento, el sentimiento de impotencia y el hecho de centrarse en noticias negativas.
Toda pérdida puede generar tristeza, pero pueden ver esta emoción como una oportunidad para crecer, valorar lo que tenían y tienen actualmente y crear nuevas formas de relación, así como introducir actividades que gusten hacer desde casa.

– Sentimiento de soledad y vacío generado por la falta de vinculación, por la necesidad de pertenencia y significado que ahora no se ven cubiertos.

La situación requiere buscar nuevas maneras de contacto aprovechando los medios que tenéis y es una oportunidad para el autocuidado, para estar con vosotros mismos/as, conoceros mejor y atender vuestras necesidades.

– Claustrofobia por no poder salir de casa y sentirse atrapados/as.

La situación requiere estar en casa y eso puede generar la sensación de agobio de no poder salir y moverse libremente. Las barreras físicas pueden ser difíciles, pero procuren no focalizar en lo que no se puede hacer sino en las posibilidades que tienen, es decir, hacer desde casa aquello que gusta, escuchar música, encontrar un espacio que te genere tranquilidad…

– Ansiedad y angustia. La situación que estamos viviendo puede generar estrategias para evadirse de la realidad y de las emociones desagradables, que no son beneficiosas: fumar, comer en exceso, dormir más horas…

Sentir ansiedad es incómodo al principio, pero enseña que es posible convivir con emociones desagradables. La calma y la búsqueda de alternativas para mantenerse ocupados/as pueden ser una solución.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Emigrantes venezolanos en Suiza

Identidad y autoestima: actuando para una audiencia

El arte del auto-sabotaje. Parte 1